Del socialismo se sale, depende

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha manifestado algo que puede ser cierto, pero sólo en parte. Textualmente ha profetizado: «Del socialismo se sale». Muy bien, pero habría que matizar. Si por «socialismo» se entiende que se puede, y se debe, superar las etapas en las que, históricamente, el PSOE ha sido vencido en las urnas y ha sido sustituido en el gobierno por una alternativa de centroderecha, nadie puede dudarlo. Pero el problema es que no estamos ya hablando del socialismo representado por el PSOE sino del sanchismo, que no es lo mismo. Porque, desgraciadamente, Pedro Sánchez no es un socialista cualquiera, ni siquiera yo lo calificaría como tal.

Pedro Sánchez es Pedro Sánchez. Su ideología, su modelo de partido y su forma de actuar en la política no tiene parangón alguno. Pedro Sánchez es un punto y aparte. No es un punto y seguido en la historia de la democracia española. Para este personaje lo único que es importante es su supervivencia. Ahora, y sólo ahora, entiendo el sentido y alcance de su manual. Y, para sobrevivir, no tiene ni tendrá escrúpulo alguno. Si necesita sacrificar a Margarita Robles, lo hará. Si es Bolaños, como antaño fueron Iván Redondo o José Luis Ábalos, lo hará también. Su nivel de ética pública es nula, no existe más que su auto culto a su personalidad. Por lo tanto, sería un grave error subestimar al personaje. Y salir del sanchismo lo veo muy difícil. Hasta ahora Isabel ha acertado en sus análisis, porque es el paradigma de la eficacia y del buen hacer, propio de su buena estrella. Sin embargo, que no se equivoque con el adversario. Salir del sanchismo va a ser un reto muy complicado.