Cartas al director
Un gajito de indecencia
Recuerdo perfectamente cuando en algún encuentro verbal del señor Sánchez con su antecesor, ese estadista que gobernaba con bastante acierto nuestro país y al que le robó el cargo de presidente del Gobierno con el apoyo de la bazofia política española –Esquerra, Bildu, Podemos–, tuvo la tremenda indecencia de llamarle al señor Rajoy «indecente». Los refranes suelen acertar y, en este caso, da en el clavo: «Siempre salta un cojo». Es muy difícil encontrar un indecente más acusado que nuestro fray Mentiras.
Mucho se ha escrito de nuestro actual presidente, nada bueno por cierto, salvo la obcecación de utilizar todos los recursos posibles, legales o no, para ocupar el poder por encima de todo, aunque ello nos lleve al caos, como está sucediendo. A todas partes donde acude y hay público, es abucheado (¡qué vergüenza!). Estamos ante un caso especialmente excepcional con la conducta de un personaje petulante que maneja instituciones y organismos a su capricho, sin que le preocupe si los destruye, o si los controla sin deber por ser poderes del Estado ajenos a sus competencias. Entrega cabezas de personas honorables que sirvieron de forma ejemplar a los españoles, humillándonos ante los más antiespañoles, como ocurrió con Manuel Corbí, Edmundo Bal, Pérez de los Cobos y ahora Paz Esteban. Permite que algunos de sus muchos ministros, algunos con más perversidad que él, pisoteen los valores de los niños y los jóvenes con atrevidas leyes antinaturales y malignas animándoles a obrar sin que se enteren sus padres de ese proceder. Permite que en algunos lugares nieguen la enseñanza de su propio idioma a los alumnos, el español, sin tomar medida alguna para evitarlo. En general degrada la vida de los jóvenes hacia barrizales nada deseables por nadie para sus hijos pero en los que fray Mentiras y algunos de sus ministros se sienten muy a gusto.