¿Y por qué hay que destruir las escopetas?

He leído el artículo de Dña. Carmen Basarán Conde, a la que felicito, que dedica al Día de la Caza de España. Como cazador, ya jubilado, me tendré que deshacer de una escopeta que compré hace bastantes años, pero la conservo muy bien. Si no la vendo, la tendré que entregar a la Guardia Civil para que la destruyan, y si quiero conservarla, la tienen que mandar, creo, según he oído, al País Vasco, donde la taladran, y la vuelven a remitir, previo pago de una cantidad que, también, según dicen, es grandecita.

La pregunta y la queja que le hago a Dña. Carmen, como vocal de la Oficina Nacional de Caza, y a la propia ONC, es la siguiente: ¿por qué nos tenemos que desprender de algo que es patrimonio nuestro y, por una ley de armas, me imagino, se tiene que destruir? ¿Por qué no la podemos conservar íntegra como recuerdo? ¿No habría otra manera de no taladrarla, y ponerle un precinto controlado por la Guardia Civil, y así permanecería con su dueño?

La pérdida de un arma de caza, que tantas satisfacciones le dio al cazador, por la impotencia que le origina, le provoca un desconsuelo en su estado emocional. Algo lamentable e impropio, porque no se respeta la libertad y el derecho a la propiedad.

Cazadores los hay de distintas ideologías políticas, por lo tanto, la Oficina Nacional de Caza se tendría que preocupar de este problema y transmitírselo a los distintos partidos políticos, en particular al PSOE, PP, Vox y Ciudadanos para que busquen una solución.