Cartas al director
¿Está en su juicio Pedro Sánchez?
¿Está cuerdo? ¿Es malo? ¿Padece un trastorno psicopático? ¿Acaso sus actuaciones son compatibles con la normalidad? La RAE define la psicopatía como una «anomalía psíquica por la cual, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas y mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece». ¿Todo lo que está aprobando este Gobierno y sus aprovechados socios tiene sentido común? ¿Su comportamiento y su conducta es racional o irracional?
El ser humano, cuando es bueno, actúa bien y de manera correcta; actúa con respeto, amor, fidelidad y tolerancia. Por el contrario, cuando el comportamiento humano es malo, su actuación, con los que no son de su agrado, la ejecuta con soberbia, ira, egoísmo, irresponsabilidad, intolerancia, desprecio e ingratitud. ¿Nos merecemos los españoles esas actuaciones, esos comportamientos y esas conductas de los que nos gobiernan?
Si el sentido común es el más común de los sentidos, ¿tiene sentido todo lo que Pedro Sánchez está aprobando? ¿Tiene sentido que Arrimadas y Abascal le estén pidiendo a Feijoó que presente una moción de censura, moción de censura que le daría más poder a Pedro Sánchez?
Mal camino lleva todo esto. Y peor se pondrá si el centroderecha sigue dividido y fraccionado. ¿Aún no se han dado cuenta, aún no han comprendido, aún no han aceptado que la unión hace la fuerza? ¿No se os ha pasado por la cabeza que todas estas maniobras orquestales son propias de una persona que no es buena, persona que puede estar desquiciada por ese estado de narcisismo que padece, persona maniqueísta y absolutista, cuyo objetivo lo enfoca en la clásica teoría de divide y vencerás?
Si el centroderecha no se orilla, y todas las maldades, habidas y por haber, no se solucionan, ocurrirá, y es la auténtica realidad, que desembocaremos en el caos, porque, como bien argumenta mi amigo Pepito, ante este desbarajuste irracional, anárquico y quebrantador, llegaremos a esta conclusión, como él dice: «La vida es un saco cuernos, y cada uno saca la punta por donde puede».