Cartas al director
Las habas en el cortijo
Cuenta mi amigo Pepito la siguiente anécdota: cierto día, en un cortijo, los trabajadores que estaban hasta las narices de comer todos los días habas, comentándolo en grupo, uno de ellos, el cabecilla, les dice que se unan para echar al aperaor, y que lo elijan a él. Tras muchas trifulcas, el administrador despide al aperaor y nombra al cabecilla de las quejas. Pasan los días y los meses, y los trabajadores seguían comiendo habas. Hartos, y viendo que el nuevo aperaor les ponía todos los días habas, le manifiestan su rotunda queja por incumplir su promesa. Éste le responde: es verdad, vosotros seguís comiendo habas, pero yo he dejado de comerlas.
Pedro Sánchez viajó por toda España buscando el voto de los afiliados del PSOE, prometiendo mejoras para que le votasen, los cameló, y le ganó a Susana Díaz. Una vez de secretario general, estando de diputado, presenta la moción de censura a Mariano Rajoy, del PP, y la gana como todos conocemos, formando después el llamado Gobierno Frankenstein, batiendo el récord de reales decretos ley, incumpliendo la Constitución, y aprobando leyes ideológicas socialcomunistas. Y agarrado a un clavo ardiendo con sus socios aprueba su vanguardista ley del 'solo sí es sí', siguiendo día tras día con falsedades y contradicciones.
Y hace unos días, en el Senado, en lugar de responder las preguntas del líder de la oposición, se chulea de él, haciendo comparaciones odiosas sobre la corrupción. Pero claro, mirando para otro lado con las de su partido, mientras le jaleaban, con risitas, los del «sí, bwana», sin darse cuenta de la idoneidad e igualdad entre quien manda y quien le sigue, como así lo demuestra la sabiduría popular con sus refranes. He ahí algunos de ellos: de tal palo, tal astilla. De casta le viene al galgo. Dime con quién andas y te diré quién eres. Dios los cría y ellos se juntan. Al que de ajeno se viste en la calle lo desnudan. Quien con lobos anda a aullar se enseña. El codicioso y el tramposo fácilmente se conciertan.
Por cierto, se acuerdan de la frase «los ciudadanos se merecen un Gobierno que no les mienta». Pues eso. Y el pueblo sigue comiendo habas, y él y sus 22 ministros, con buenos sueldos, buenas viviendas, coches oficiales, guardaespaldas, y suculentas comidas bien servidas.