Cartas al director
Conflictos de intereses
España es mejor que el Estado español. Este no funciona como un reloj atómico. Si tienes una empresita y te retrasas un día en ingresar el IVA o en pagar la Seguridad Social, te cae la del pulpo. Si eres el Estado español y te retrasas meses, e incluso años, en trasponer normas europeas o en hacerlo mal, qué más da. Por eso y por cosas similares cabe sostener que España, los españoles, son más rectos que el Estado que los organiza –o desorganiza–. Al fin y al cabo, una nación es su población ligada al territorio, y solo en tercer lugar su aparente organización. Pues bien, ahora que la riada de fondos europeos nos bendice, sucede que el Estado se distrae con batallitas celtíberas. Sin ir más lejos, sigue sin trasponer la Directiva relativa a la protección de las personas que informen sobre infracciones del Derecho de la Unión, que debía haberse hecho antes de 17 de diciembre del 2021. Esta desidia resulta peligrosísima, ya que los auditores europeos no tardarán en verificar si nuestro Estado aplicó correctamente todo el derecho europeo vigente a la hora de repartir dichos fondos. Al no hacerlo, tocará devolver lo percibido y no pagarán los ineptos, sino los contribuyentes españoles. Los intereses financieros de la Unión son sagrados porque representan la garantía de que todos los contribuyentes europeos tributan por algo útil y con respeto al derecho común. Por eso la directiva reitera que el blindaje a los informantes considerará la protección de dichos intereses, con medidas disuasorias y eficaces, tal como recalca el Tratado firmado por nuestro Estado. Algo que no me explico es cómo se publican todos los años listas de morosos con la Agencia Tributaria que adeudan más de un millón de euros y siguen figurando los mismos desde hace años y no pasa nada, siguen tan tranquilos viviendo aquí, saliendo en televisión, en muchos casos, para más recochineo del resto.