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Cartas al director

Mintiendo, que es gerundio

Mentir, según el Catecismo (al menos el que estudié), es decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar. Pues bien, resulta desesperante comprobar la facilidad con que miente el Gobierno (no sólo su presidente, que es el nº 1).

Habitualmente, para denunciar la dureza del rostro de nuestros gobernantes, los periodistas utilizan el símil del hormigón armado (a veces, por falta de rigor técnico, se refieren al cemento). Un servidor cree que ya se impone recurrir al diamante o, como mínimo, al corindón. Veamos.

Ante la rebaja de penas e incluso excarcelación anticipada que, para muchos condenados por delitos horribles, supone la aplicación de la ley del 'sólo sí es sí', la ministra de Igualdad y sus colaboradoras más próximas (una de ellas nada menos que juez) siguen, después de cuatro meses, afirmando que el problema no está en la ley que, según ellas, es impecable, sino en la deficiente interpretación y aplicación que de la misma hacen ciertos jueces (machistas, claro). Incluso el «experto jurista» D. Patxi López se atrevió a reprenderles severamente («no me vayan por ahí», ¿se acuerdan?), antes de admitir finalmente la necesidad de corregir la chapucera ley.

Debo decir que, desde que escuché tal impertinencia, me pregunté por qué quienes opinaban así no denunciaban formalmente a los jueces, presuntamente machistas, por una (también presunta) prevaricación. Es tan obvia la respuesta que no cabe comentarla. Como apuntaba recientemente el Sr. Pérez-Maura en un artículo, mientras se empeñan en seguir acusando a los jueces (también ante la comisión parlamentaria europea en su reciente visita), ni una sola denuncia de verdad, en el Juzgado. No se atreven. Pero a mentir sí.

En lo referente a los trenes de vía estrecha que, si se fabricasen según proyecto, no cabrían por los túneles, he escuchado a la ministra del ramo decir, tan tranquila, que el error no nos va a costar ni un euro a los contribuyentes. Y lo dijo en la misma comparecencia en que, para contentar a los presidentes autonómicos de Asturias y Cantabria (del PSOE el primero y apoyado por el PSOE el segundo), confirmaba la gratuidad de los viajes en los actuales trenes, en los próximos tres o cuatro años. ¿Eso es no costar nada? ¿Tampoco han costado nada los estudios previos para fabricación de los trenes, hasta advertirse su defectuoso dimensionamiento?

Creo que la facilidad con que mienten nuestros gobernantes y quienes con su voto les sustentan, es directamente proporcional a su grado de ineptitud.

Lo dicho, la comparación con el hormigón armado se queda corta.

José Luis Karag Machuca

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