Cartas al director
La maternidad
En lugar de negar la evidencia del progreso, esos y esas del «progresismo» tienen que dar cuenta de los avances en la igualdad entre hombres y mujeres, deberían informarse de las nuevas formas de la opresión moderna. No tienen nada más que abrir las páginas de internet, y verán cómo se ofrecen mujeres para alquilar su vientre a personas que les pagan bien, hombre o mujer. Los servicios de una madre, ponen sus precios y condiciones. Algunos llevan incorporado un seguro de cancelación. Como si fuera un contrato mercantil. Incompatible con la naturaleza humana y nuestra legislación.
Sin embargo, algunos y algunas van al extranjero, donde se tolera o es legal la compra de una esposa o un hijo. De este último es de una maternidad egoísta, concebida como un derecho. La gestación subrogada transforma la vida en una mera sociedad del mercado, algo muy alejado de la libertad humanista. Es el poder que convierte al vientre de la mujer en un negocio.
Las neofeministas no deben rasgarse tanto las vestiduras cuando dicen que el combate de la igualdad no ha finalizado, pero no hay que equivocarse de combate. Los problemas de igualdad también proceden de mercados poco éticos y honrados. Cuando hay necesidad de dinero para vivir, se acaba la dignidad y la moral. Y el que tiene el deseo de tener un hijo lo convierten en derecho, porque el derecho ha echado raíz en todo.
Derecho a nacer, derecho a vivir y derecho a matar, «ay, el aborto», eso ni tocarlo. Que no busquen los del deseo de tener un hijo en esas mujeres que no quieren gestar lo que tienen dentro, su derecho y leyes les permite matarlo. Que nadie intente convencerlas para que sigan gestando un ser humano y no pierdan su dignidad como mujer y madre. Sin necesidad de ponerse en el mercado. Cada niño que nace, pone una letra en el cielo…