Cartas al director
El principio del fin del sanchismo
En política el engaño y la mentira hacen tanto daño como la calumnia y la difamación. El mentiroso siempre busca exponer cualquier frase o comportamiento para difamar a su contrario antes que le descubran sus mentiras. Desde que tenemos gobiernos democráticos, nadie había llegado tan lejos para engañar a la inmensa mayoría de los ciudadanos como Pedro Sánchez Castejón. ¿Este es un socialista del progreso? Mejor que cambien el socialismo de nombre. Ha arrasado con todo el sistema democrático, con la convivencia y la economía del país, ha sustituido el Parlamento por decretos, como lo hace un dictador. Y no satisfecho con hartarse de gobernar a decretazo limpio, sigue con las promesas que jamás puede cumplir, para hacer el mayor daño posible al conjunto de los españoles.
Lo extraño es que con un personaje con estas cualidades, pueda haber, todavía, personas con sentido común que puedan creer en este tramposo, y votarle, por muy de izquierdas que sean, ¿o es que ya no tienen dignidad y se dejan engañar?
Es tan cobarde que a la primera de cambio, en cuanto le han dicho los ciudadanos la verdad en las urnas, da la espantada y deja a sus palmeros tirados. Su indignidad moral ya no le permite insultar a la mayoría de los ciudadanos que no le votan ni le votaran jamás. Porque quieren su país libre de mentirosos y tramposos «socialistas».
Españoles que creen en la libertad, la igualdad y la democracia, en la unión de todos los territorios de España. Que quieren a su bandera, que viven cómodos bajo una Constitución que no permite a nadie desintegrar esta gran nación, la más antigua de Europa y la mejor.
Puede seguir pensando este antiespañol en quererla destruir con su extrema izquierda y sus golpistas, lo que ha estado haciendo. Pero el pueblo hablara, nosotros, el pueblo, y lo hará muy pronto en las urnas, por mucho que quiera difamar y engañar este indigno «socialista» cobarde…