Sobran enchufados, no funcionarios

¿Realmente nos sobran funcionarios en sanidad, justicia, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado o educación? ¿El déficit actual del Estado se justifica por el alto salario y poca productividad de éstos? Falacias fácilmente comprobables a poco que nos detengamos a observar a nuestro alrededor.

Las listas de espera y los colapsos de los centros de salud por falta de personal es algo evidente, como los juzgados ralentizados por un exceso de trabajo inasumible por tan pocos efectivos especializados. Que en muchos municipios de nuestro país se carece de vigilancia nocturna por falta de agentes con el consiguiente aumento de la delincuencia es notorio. Que la ratio en educación es excesiva y no baja ni en condiciones demográficas adversas es un hecho. Y, que cada ciudadano se ha visto afectado por lo descrito anteriormente es tan incuestionable que sólo hay que escuchar las conversaciones diarias para aseverar que todo lo expuesto es cierto, incluso representan demandas habituales de la sociedad. Me entristece que por espurios motivos obviemos la realidad y enmascaremos el verdadero problema: un desgobierno patente y atroz con un nepotismo ingente y nada productivo que monopoliza y controla a cuerpos que surgieron independientes y especializados para atender necesidades básicas del ciudadano.