Falacias de la amnistía

Las leyes, aunque sean promulgadas legítimamente por un parlamento, no pueden ser injustas, es decir, no pueden conculcar el principio de igualdad. Para huir de la arbitrariedad de los magistrados patricios la Roma republicana, a petición de los tribunos de la plebe, elaboró la ley de las XII Tablas que fueron expuestas públicamente en el Foro. Así se evitaba que los pocos que conocían la legislación la manipulasen utilizándola a su favor y quedaran impunes.

En el caso español, la ley de amnistía, el PSOE no sólo no la incluyó en su programa de gobierno previo a las elecciones del 23-J, sino que proclamaba a los cuatro vientos su inconstitucionalidad. Estamos claramente ante un cambalache por la permanencia en el poder. No beneficia a la sociedad española, sino todo lo contrario: genera agravios por su falta de equidad, pues esos delitos se les perdonan sólo a determinados individuos que cumplen unos parámetros muy bien definidos por las partes implicadas. La ley se está cocinando «ad hoc».

Ésta persigue básicamente ignorar infracciones muy graves cometidas entre los años 2011 (actos preparatorios del procés) y 2023 dentro del proceso de declaración unilateral de la independencia catalana con el falaz argumento de que mejorará la convivencia dentro de la comunidad y en relación con el resto del Estado, empresa en la que ni ellos mismos invertirían un maravedí. Todo es una pantomima, amén de una clara injusticia, pues esos mismos delitos si no eres catalán independentista sí que serán juzgados y penados, como en la antigua Roma previa a la ley decenviral: si eras patricio (catalán) quedabas absuelto, si no, plebeyo-español, eras castigado con todo el peso de la ley.

Una arbitraria amnistía nada ajustada a Derecho que otorga impunidad a los que poseen la llave del desgobierno actual, en román paladino. Podrá ser finalmente sancionada por el Rey, pero no dejará de ser injusta y no acogida a Derecho por la desigualdad que provoca.