Cartas al director
Queremos a Barrabás
Cierto día, en tiempo que me daba por los poemas, escribía algo así: «Y nadie sabía qué hacer ni qué palabra decir, para no romper aquel divino silencio...» Ayer, un día más en el estercolero en que se ha convertido el antes llamado Congreso de Diputados, quienes allí se reúnen a insultarse, amenazarse, que a saber cómo debe denominarse ahora, a la a vista de lo que allí se reúne y lo mal que huele, echaba yo en falta ese silencio al que hacía mención en mi poema. Qué bueno hubiese sido que alguien hubiese venido a poner orden y leer los artículos de la Constitución sobre el Gobierno y los diputados. En el Congreso deberían estar ausentes los métodos mafiosos, como el que protagonizan quienes siguiendo una consigna –como en tiempos de Franco– lo primero que se les ocurre, cualquiera que hubiese sido la interpelación, es sacar en procesión a la señora Ayuso, como si fuese la Dolorosa, ahora que estamos cerca del Viernes de Dolores. Luego, siguiendo las mismas consignas, como corresponde, se fueron a la puerta de Génova 13 a pedir la condena de Ayuso y la liberación de Barrabás.