Cartas al director
La corrupción de la mentira
Durante el mandato de Pedro Sánchez se ha homologado la mentira gubernamental como una práctica aceptable para sus partidarios. Y eso supone la podredumbre de la democracia. Todos los políticos manipulan la realidad y juegan con medias verdades. Pero Sánchez ha ido más allá. Es el primer presidente desde la Transición que miente sin inmutarse y de manera permanente las 24 horas del día y todos los días. Mintió cuando dijo que no buscaría el poder con el apoyo de los golpistas antiespañoles, y que jamás se asociaría con Bildu-ETA, que tantos socialistas han asesinado. Mintió cuando dijo que no gobernaría con comunistas para que no le quitaran el sueño. Mintió sobre sus estudios y tesis doctorales, con amenazas de querellas que jamás llegaron. Mintió en sus promesas electorales, cuando proclamo que endurecería la legislación contra los separatistas (hoy está en lo contrario, quita leyes del Código Penal que favorece a los golpistas) con indultos y amnistías.
Y ha mentido sin cesar durante la crisis sanitaria del virus, empezando por la compra del material sanitario adecuado para los profesionales de la sanidad. Ni mascarillas, ni guantes, ni batas, ni respiradores. Todo mentira, cuando decían que firmaban contratos de suministro por valor de millones y millones de euros. Ya sabemos dónde fueron a parar tantos millones, no los repartieron como los bandoleros de Sierra Morena. Se han quedado en las alcobas de la corrupción.
Mentía en sus sermones domingueros con los datos de sus expertos, que no existían. Mintió de una forma inhumana, cuando se comprometió él y su vicepresidente (el comunista Iglesias) a proteger las Residencias de ancianos. Y no solo no las protegieron, sino que no permitieron que nadie lo hiciera, a lo mejor, para que murieran todos y así se quitaban dos gastos de encima. Y tener más dinero, para distraer. No les parecía suficiente los 34.316 fallecidos sin ninguna asistencia.
Y Sánchez sigue mintiendo con su propaganda, construye viviendas a mansalva para la juventud y ayudas para los necesitados. Pero nunca llegan, todo queda en tropelías…