Cartas al director
La marmota electoral
Ya tenemos resultados electorales vascos. Sin sorpresas. Se repite la coalición de gobierno. Más rodillo clientelar del PNV otros cuatro años. Los mismos errores de gestión; los mismos déficits. Ya se han olvidado de hecho las promesas de salud y de vivienda de la campaña electoral. Las mismas que no se han alcanzado en los cuarenta años que llevan gobernando. Otra vez las mismas cantinelas: euskera, educación, autogobierno… Esta vez han de reconocer no obstante que han visto el cambio muy cerca. Quizá les haya salvado el déficit democrático de Bildu en relación con ETA. Curioso, por otra parte, cuando PNV ha sido el mismo origen de la organización terrorista. Cuando la instrumentalización de sus asesinatos, les llevó a clamar: «Éste era de los nuestros», como si a mí plin con los de los demás, o qué más da que sigan matando mientras no nos afecte a nosotros. Tampoco el PNV ha perdido perdón por los años de zozobra, en que creyó sacar partido de la violencia. Esta vez EH Bildu se les ha quedado muy cerca. Pero creo que no hemos de temer nada. Muchos jóvenes que les han aupado no saben nada de ETA. Ya se ha encargado el propio sistema educativo vasco de diluir y de borrar lo que no gusta escuchar. Quienes el domingo gritaban independencia en su sede, era la representación de Sortu y de ese 20 por ciento de los vascos de cabera y de corazón tan duro como las piedras que aún alzan; que insisten en el, no por menos legítimo sí mayúsculo, error de perseguir lo inalcanzable. Ahora, saben muy bien que disponen de muchos votos prestados de Podemos y de la izquierda alternativa nacional, los cuales pueden de nuevo oscilar ante el radicalismo. Una vez más dando pasos en sus transformación política y social, con más ímpetu si cabe desde hoy, si bien aún anclados a la miseria de no haber puesto final al ayer. Cuatro años más de lo mismo desde hoy, en tanto dure.