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Cartas al director

Toros en la Maestranza

Siete carteles de «No hay billetes» en la Maestranza muestran el auge de la Fiesta nacional, mal que le pese a algunos pocos discordantes e intransigentes.

Toros de El Parralejo, Victorino, Domingo Hernández, La Quinta y Victoriano del Río encumbraron a Perera, Escribano, Ortega, El Cid, Luque o Roca Rey y no olvidemos los carteles más que rematados urdidos por el empresario de Pagés, Ramón Valencia o la cobertura del extraordinario equipo de OneToro que nos insta a que apoyemos la tauromaquia huyendo de la piratería.

Podemos catalogar la Feria de exitosa con algunas inevitables tardes tediosas por toros con inexistente lidia.

Sin embargo, observo preocupado algunas rémoras que van apareciendo paulatinamente y que en nada benefician al inefable espectáculo que ofrece el coso del Baratillo tarde tras tarde cuando la conjunción toro-torero trasciende del dorado albero maestrante a los tendidos.

Si bien es cierto que el número de público va en aumento, quizás no corre paralelo al de aficionados a tenor de ciertas manifestaciones en la plaza: el tan importante tercio de varas no es valorado ni comprendido, dado los apresurados y recurrentes silbidos; peticiones de oreja por parte del público tras una defectuosa estocada, recordemos la de Puertas Grandes perdidas con inolvidables faenas fagocitadas por un nefasto arte supremo, revelan el desconocimiento del toreo; el aumento de la incesante venta de «gintonics» que consumen ávidos los espectadores que luego tendrán la potestad de juzgar faenas para pedir trofeos bajo los efluvios de Baco no parece lícito, como la novedad de los interminables paquetes de pipas que no sólo dejan unos tendidos sucios a la vista de todos sino que interrumpen el sagrado silencio que debe imperar en las faenas del ruedo en donde la reminiscencia del último héroe épico de antaño se hace presente en la figura del torero que expone su vida y reprime sus miedos ante un indómito burel.

No obstante, no deja de ser el segundo espectáculo de masas, tras el fútbol, según la Fundación Toro de Lidia y el primero en civismo dada la escasa e innecesaria presencia de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tan presentes en los otros espectáculos multitudinarios de este país.

Juan Romero

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