Degradación del G7

Para redondear la debilidad de Occidente, la foto de familia de los miembros del G7 reunidos en Italia. Triste imagen de quienes, siendo zarandeados en sus respectivos países, apenas si logran acordar nada. Una ayuda de inversión para Ucrania, que veremos si finalmente obtiene libramiento en el supuesto de que Trump acceda al poder. Presidentes nacionales débiles y contradictorios. O amarrados a la usura de la permanencia, como es el caso de Justine Trudeau en Canadá. Pábulo de las vanidades en otro tiempo, el G7 es hoy estadística de la incertidumbre que afecta a Occidente.

Estados revisionistas y alternativos desafían el estatus que se auto concedieron los más industrializados hace ya más de cincuenta años. Ciegos a la evolución, enrocados en su degeneración, son obtusos a los movimientos que exigen de la renovación de un orden mundial que ya no imponen. Perdiendo la iniciativa del cambio, se lastran en medidas de confrontación que más bien aceleran la degradación. ¿Qué puede arrojar luz en quienes cegados en su arrogancia ya no contemplan casi nada?