La libertad de expresión

Uno de los poderes de la democracia es la libertad de informar, es una herramienta esencial en la defensa de la democracia. Seleccionar, distinguir e interpretar, es imprescindible en una sociedad en que la mentira, con sus diferentes formatos, desde el bulo interesado al fango oficial. Nos están haciendo vivir. La libertad de expresión del periodismo tiene sus obligaciones. La primera, no temer nunca a la verdad. Aunque sea ese miedo el que marque el tratamiento de los hechos y desmonten los perjuicios y las mentiras que nos hacen vivir, que no es lo que hemos decidido.

Cuando el pueblo no controla al poder. Y el poder controla al pueblo, con la oligarquía de los partidos que no conocen la libertad de expresión, los dirigentes se confabulan o compran algunos medios de información para que no censuren su gestión y sus mentiras.

Así es como está atacando el presidente del Gobierno de España, nuestros derechos mas sagrados, la libertad de expresión para saber la verdad. La libertad es el suelo de la democracia. Y sin información de la verdad no tenemos democracia y con la mentira mucho menos.

Pedro Sánchez ha hecho de la mentira su único argumento político, su ideario, su programa y su tabla de salvación. Sabe que la mentira en política, lejos de estar penada, resulta altamente rentable para un dictador. Miente cuando habla y cuando calla también. Un Gobierno que pretende silenciar a sus oponentes creyendo que tiene licencia para regular lo que oímos y vemos, se convierte en un dictador. Y a los dictadores no les aterrorizan las mentiras, sino la verdad. El remedio para el mal discurso de la mentira no es la censura. Sino más discurso con la verdad…