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19 de septiembre de 2024

Cartas al director

Agravio comparativo

Leo en el diccionario de la RAE su significado: «Trato desigual a personas que tienen o creen tener el mismo derecho a algo en determinada situación». Daniel Sancho, el chef trinchador, hijo y nieto de famosos, cuyo papá al parecer tiene dinero a espuertas, influencias y por supuesto tirón mediático goza de bula.

Tertulianos, expertos en nada, claman para que el prenda venga a cumplir la condena en una confortable penitenciaría española en cuanto cumpla un tercio de su condena. ¿Cuánto es el tercio de una condena perpetua? Sancho ha infringido la ley en Tailandia, ergo, debe cumplir su condena de acuerdo con el Código Penal de dicho país en una cárcel tailandesa. Cientos de compatriotas cumplen condenas en ergástulas por todo el orbe por delitos menos macabros, mas sus familiares no son famosos, pero sí pobres; no merecen si acaso más que una sucinta reseña y solo los conocen en su portal. «Poderoso caballero es Don Dinero» escribió el genial y cáustico Quevedo. No podemos consentir que también en este caso unos sean más iguales que otros y estos últimos sufran agravio comparativo; se supone, tal vez ingenuamente, que vivimos en un Estado de derecho donde el poder, dinero y fama no interfieren en la justicia.

Nadie parece acordarse del occiso, Edwin Arrieta, despiezado por el lindo Daniel, quien sí ha regresado a su Colombia natal pero metido en bolsas dentro de un cajón frigorífico sellado. Dura Lex sed Lex, pero para todos por igual, sin privilegios.

Francisco Javier Sáenz Martínez

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