Cartas al director
México, país hermano
Es meridianamente palpable que la iniciativa del presidente López Obrador es populista, ordinaria, soez…. Una medida que no va acompañada de medidas realmente relevantes de corte económico. Una pataleta clientelista para consumo de quien cree, como los mozalbetes, que mea más lejos. Una decisión, que en absoluto altera la vida cotidiana de dos países llamados a ser hermanos. Más allá, no obstante, de la excelente respuesta española –esta vez española, que no del gobierno en exclusiva– ahí queda una mancha diplomática de alto nivel que es preciso trabajar.
Lo que no puede ser es que las cosas sigan como están, con un Estado que no es más que relevante. Se impone restaurar el revisionismo histriónico desde allí y promover algún tipo de cortejo desde acá, cuyo resultado final sea el acercamiento enriquecedor, que no la confrontación permanente en la que nuestros líderes han sumido al mundo. La torpeza enorme del presidente Obrador, su carencia de estilo geopolítico no han de propiciar el enroque. Alguien sensato e inteligente extraería una oportunidad desde el error. En ello habrían de estar.