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Cartas al director

Premiados y damnificados

El Gobierno ha acordado condonar 17.104 millones de deuda de Cataluña. Algunos quieren que se les condone su deuda y que sean otros los que la paguen porque, ¡cuidado!, la deuda no desaparece, sino que pasa a asumirla el Estado. En otras palabras, los ciudadanos.

¿Es ético que los contribuyentes paguen la irresponsabilidad de los dirigentes menos cuidadosos? Esto no va de ideología, de izquierdas o derechas, de estar a favor o en contra de la independencia, va de si es justo premiar a aquellos que no han hecho los deberes a costa del resto de la clase. Y es que un conocido tango de los años treinta ya lo decía: «Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros». ¿Para qué hacer la tarea? Si el maestro me va a aprobar y son mis compañeros quienes van a realizar el trabajo por mí.

Sería interesante que los políticos se sienten para acordar una buena reforma del sistema de financiación autonómica y se dejaran de parches injustos e inútiles. Mientras tanto los ciudadanos siempre son los mayores damnificados. No tienen arte ni parte; son los meros espectadores del lamentable espectáculo del cambalache, una vez más.

Nicolás Lipperheide

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