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Cartas al director

De la elevada y singular misión de San José

En las páginas de la Biblia se pueden advertir diversos personajes que destacaron de manera sobresaliente por la misión específica que Dios les confió: Abraham, Moisés, san Juan Bautista, el Precursor, san Pedro Apóstol, san Pablo, columnas de la Iglesia... Pero hay otro del que no se recoge ni una sola palabra directa suya y cuya misión fue más brillante y elevada: San José, el varón justo. De él se elevaría con el tiempo un poderoso canto de gloria y de agradecimiento.

Durante siglos permaneció oculto; se pensaba que podría producir algún atisbo de sombra a la figura de la Virgen María. El tiempo, los estudiosos del tema y, especialmente, la devoción popular, concluyeron en la trascendencia de san José en las vidas de María y de Jesús. Fue un personaje necesario, imprescindible: Misión singular y elevada la de colaborar en el nacimiento e infancia del Hijo de Dios.

Juan Antonio Narváez

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