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en primera líneaGonzalo Cabello de los Cobos Narváez

Jordi Wild o el auténtico poder

Entre los cuatro principales líderes políticos españoles apenas suman tres millones de seguidores. Son invisibles para una parte muy muy grande de su electorado que, cabe mencionar, cada vez son más mayores

Actualizada 01:32

Jordi Wild, famoso youtuber y podcaster español, ha generado una gran polémica estos días por las palabras que hace un año dirigió desde su programa a la actual ministra de Igualdad, Irene Montero. Según Jordi Carrillo de Albornoz, así se llama en realidad, «Irene Montero no está preparada para ser ministra porque no es una persona que tenga el nivel intelectual que requiere ser ministro de un país que, en teoría, tendría que ser la élite». Una afirmación peligrosa a la que posteriormente se sumó otra, hecha esta vez por uno de sus invitados, que comentaba aquello de que, en realidad, doña Irene le debe su puesto a don Pablo.

Una vez las declaraciones y el vídeo se adentraron por los océanos de Twitter, lo que comenzó como un leve chispeo terminó convirtiéndose en una gran tempestad. Y es eso lo que realmente me ha impresionado. ¿Por qué una observación tan manida desde hace años en los medios de comunicación tradicionales, de repente, cobra tanta notoriedad si la pronuncia Jordi Wild?

Conocí a mi cuñado cuando él tenía 13 años y yo 26. Obviando la diferencia de edad, lo primero que llamó mi atención fue la forma tan distinta que tenía de relacionarse con el mundo: jamás veía la televisión, jamás leía un periódico digital, nunca sabía cuándo o en qué canal ponían un programa y mucho menos conocía a los típicos personajes televisivos tan evidentes para sus mayores. Absolutamente todo lo consumía a través de su móvil, su iPad o su ordenador. Y, además, hacia todo eso a la carta. Es decir, nadie le imponía nada; ni contenido ni horarios. Si quería informarse para saber qué estaba pasando en el mundo acudía a Twitter; si quería entretenerse miraba fotos en Instagram o ponía Netflix; si quería interactuar con sus amigos jugaba en línea y si quería una opinión sobre algo concreto acudía a sus youtubers favoritos...

Gracias a él, nombres como Rubius o AuronPlay comenzaron a sonarme. Tanto es así que, al poco tiempo, yo mismo empecé a consumir su contenido de manera habitual. Era entretenido. Sin más. Una forma como otra cualquiera de matar el tempo.

Pero, poco a poco, a medida que esos youtubers iban creciendo en edad y seguidores, y su contenido iba madurando con ellos, me fui dando cuenta de que aquello que estaba viendo había dejado de ser un mero pasatiempo para convertirse en algo muchísimo más grande. Una nueva y revolucionaria forma de comunicación que, en poco tiempo, ténganlo por seguro, acabará por acapararlo todo. Así como sus líderes, aquellos que fueron creciendo con las plataformas, dejarán de ser nerds antisociales a ojos de los más mayores para erigirse en la realidad que ya son para su inmensa comunidad de fanáticos: auténticos ídolos de masas.

Ilustración: Redes, tv e internet

Lu Tolstova

El propio Arturo Pérez-Reverte quedó fascinado cuando se dio cuenta de que, a los pocos días de acudir como invitado al programa de Jordi Wild, The wild project, su entrevista superaba con holgura los dos millones de visualizaciones en YouTube (solo en YouTube). El escritor tuvo que rendirse a la evidencia y tuiteó: «Qué barbaridad. Ya supera los dos millones de visualizaciones. No hay televisión convencional que pueda superar eso».

Para que se hagan una idea de la magnitud de lo que estamos hablando, voy a darles algunas cifras sobre la cantidad de suscriptores que tienen en la actualidad los cuatro primeros creadores de contenido españoles en el ranking de Twitch: Auron Play (14 millones de suscriptores), Rubius (12,9 millones de suscriptores) Ibai Llanos (11,8 millones de suscriptores), TheGrefg (10,2 millones de suscriptores).

¿Entienden lo que quiero decirles? Y eso que se trata de una sola plataforma. Pero si, por ejemplo, sumamos los seguidores que Auron Play tiene en YouTube (29,2 millones), Twitch (14 millones) y Twitter (17,5 millones) estaríamos hablando de que Auron tiene un total de 60,7 millones de seguidores en tres plataformas distintas. Me gustaría recordarles que España tiene algo más de 47 millones de habitantes.

Para que calibremos bien la situación, les voy a dar otras cifras que quizás les haga comprender mejor lo que está pasando. En la plataforma favorita de los políticos, Twitter, Pedro Sánchez tiene 1,7 millones de seguidores en Twitter; Alberto Núñez Feijóo 127.446 seguidores; Santiago Abascal 718.000 seguidores y, por último, Yolanda Díaz tiene 525.000 seguidores. Es decir, si lo comparamos con los auténticos influencers, no tienen nada de nada. Entre los cuatro principales líderes políticos españoles apenas suman tres millones de seguidores. Son invisibles para una parte muy muy grande de su electorado que, cabe mencionar, cada vez son más mayores (mi cuñado tiene ahora 23 años).

Donald Trump fue de los primeros en comprenderlo. Tanto es así que, durante su campaña electoral y posterior presidencia, borró de un plumazo la centenaria correlación entre el poder, la prensa y el pueblo, y optó por lanzar sus mensajes directamente a través de Twitter evitando ser fiscalizado por cualquier tipo de intermediario incómodo y preguntón. Pudo no ser muy ético, estoy de acuerdo, y al final le acabó costando un segundo mandato, también estoy de acuerdo, pero nadie negará que fue tremendamente efectivo. Y eso en política, desgraciadamente, lo es todo. Vuelvan a mirar las cifras de arriba e imagínense a un político con todo ese poder…

Y esto solo es el principio. Recuerden una palabra: Meta.

  • Gonzalo Cabello de los Cobos es periodista
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