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18 de septiembre de 2024

En primera líneaRafael Puyol

¿Por qué la India ha superado a China como primera potencia demográfica?

Todavía en 1971 los dos países tenían una fecundidad de 6 hijos por mujer. Ambos colosos habían iniciado en los años 50 campañas para reducir los nacimientos, pero no será hasta la década de los 70 cuando adoptan las medidas más duras

Actualizada 01:30

Apenas 17 millones separan la población de la India de la de China (2023), un valor absoluto pequeño en dos censos que superan los 1.400 millones y que juntos representan el 35 % de los habitantes de la Tierra. Lo importante no es la diferencia, sino el hecho de que China, tras una larguísima historia de liderazgo demográfico, lo haya perdido a manos de su vecino.

¿Cómo se explica este suceso? Sin duda, la causa más importante ha sido la distinta evolución de la fecundidad, que se ha traducido en un volumen de nacimientos desigual.

Todavía en 1971 los dos países tenían una fecundidad de 6 hijos por mujer. Ambos colosos habían iniciado en los años 50 campañas para reducir los nacimientos, pero no será hasta la década de los 70 cuando adoptan las medidas más duras. La política china de pocos hijos, más espaciados y más tardíos, culmina en 1978 con la medida del descendiente único, que estuvo vigente hasta 2013. En la India el programa de control se inicia durante el primer plan quinquenal (1951-55), pero los años más severos comienzan en 1975 con Indira Gandhi. Cuando definitivamente la primera ministra pierde el poder, la política de control se mantuvo, pero con un tono de mayor moderación.

China

Lu Tolstova

China y la India coinciden, por lo tanto, en haber protagonizado dos de las políticas antinatalistas más férreas de cuantas han existido. Una desarrollada en un país sin libertades públicas en el que la población «cumplió» mejor las disposiciones adoptadas; y otro de régimen democrático en el que cualquier política de planificación se enfrenta a una mayor capacidad de decisión por parte de los afectados y a la existencia de serios problemas estructurales, entre ellos un elevado analfabetismo y una mortalidad infantil todavía alta ( 28 por mil) a lo que se une la voluntad de engendrar hijos que aseguren la vejez de los padres.

Estas diferencias explican la distinta velocidad con la que ha disminuido la tasa de fecundidad: más rápida en China y más gradual en la India. Hoy China tiene uno de los índices más bajos del mundo (1,1 hijos por mujer). La India, sin embargo, aunque ha experimentado una disminución muy fuerte, presenta una tasa de 2 hijos por mujer, solo ligeramente por debajo del umbral de renovación de las generaciones. En cifras absolutas, a los 9,02 millones de nacimientos de China se oponen los 12,9 millones de la India (2023).

¿Cuáles son las consecuencias de esta situación? La primera y, sin duda alguna, la más importante es la diferente estructura por edades de los dos países. El rápido descenso de la fecundidad china ha propiciado que en 2023 los adultos entre 25 y 64 años sean el doble que los menores de 25. Esta situación ha incrementado la proporción de personas en edad de trabajar y favorecido la aceleración del crecimiento económico. La situación es distinta en la India. La población de 25 a 64 años supera ya a la de menos de 25 (20 %), pero lo importante es que el número de adultos potencialmente activos va a continuar creciendo hasta mediados de siglo.

Una consecuencia más de la distinta evolución de la fecundidad es la diferencia en la proporción de personas de 65 años y más que existe entre los dos países. En China es del 15 %, mientras que en la India de tan solo del 7 %, diferencias que se van a mantener en 2050. En ese momento, China tendrá que enfrentarse a los problemas de su fuerte envejecimiento y los desafíos económicos que conlleva, mientras que la India presentará un desajuste menor entre su población activa y dependiente.

Las políticas restrictivas de la natalidad se han traducido finalmente en un desequilibrio en la composición por sexos de ambos países. En los dos ha existido tradicionalmente una preferencia por los hijos varones que por los de mujeres, lo cual, en periodos de fuerte control se ha traducido en una desproporción fuerte en los nacimientos de niños y niñas. En 2023, entre las personas menores de 25 años había 116 varones por cada 100 mujeres en China y 110 hombres por cada 100 féminas en la India. Tales desproporciones plantean la dificultad para muchos varones de encontrar esposa, entorpece la formación de familias y complica la atención de los mayores en sociedades donde su cuidado depende en buena parte de sus hijos y de sus nueras. Una vez más la situación es algo peor en China que en la India, pero los dos gigantes no pueden descuidar la implementación de políticas que ofrezcan la protección social que van a demandar sus mayores.

Rafael Puyol es presidente de la Real Sociedad Geográfica

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