El presidente del CIS se supera cada día. Ahora publica un artículo en una revista del PSOE, que él mismo dirige, para explicar los errores del centro en los sondeos de las pasadas elecciones gallegas. No dieron ni una. Ahora Tezanos justifica su error atribuyéndolo a «gratificaciones económicas extraordinarias a las mariscadoras, mensajes enviados al personal sanitario prometiendo mejoras salariales y organizativas, monjitas organizando el voto de sus asilados e internos». Es decir, tomando a los gallegos por idiotas.
La ministro portavoz del Gobierno está en su pleno derecho de exigir transparencia a Isabel Díaz Ayuso en el caso de la inspección que el Ministerio de Hacienda está haciendo a su pareja. Pero para que su demanda tuviera mejor fundamento, convendría que el Gobierno empezara por ofrecer la misma transparencia sobre los usos que ha dado Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez, a su despacho en Moncloa. Quienes la han visitado a ella allí lo hacían por ser la mujer del presidente del Gobierno. Lo que hiciera Alberto González Amador –si es que hizo algo ilegal– lo hizo cuando no conocía a Ayuso. Las diferencias son muy relevantes.
La senadora popular puso en evidencia el martes al presidente del Gobierno en la sesión de control, la primera a la que asistía Sánchez en 10 meses, recordándole todo lo que él había dicho en el pasado en radical contradicción a lo que apoya hoy. A su afirmación de que Sánchez pasará a la historia como «el presidente que todo lo sabía y todo lo tapó» éste replicó con falta de respeto y hablando de cualquier cosa menos de lo que se le preguntaba. La huida hacia adelante. Hacia el precipicio. Con ovación en pie de su rebaño.
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