La portavoz del PSOE salió este domingo presto a contraprogramar el anuncio de Gamarra de una querella del PP contra su partido. Esther Peña acusó a los populares de «sobreactuar» y fiel a la línea de defensa que ha ordenado la Moncloa repitió el mantra de que el PSOE y Sánchez actúan «con absoluta contundencia contra la corrupción». Mucha contundencia, sí… como por ejemplo, la que ha mostrado el presidente Sánchez enviando a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado a presionar con querellas al juez que investiga las andanzas de su mujer. O como la que mostró Sánchez cesando a Ábalos al tiempo que ocultaba a los españoles las razones.
El nuevo presidente catalán ha tenido dos detalles acertados este fin de semana. El primero, acudir a Madrid al desfile del Día de la Fiesta Nacional, poniendo fin al ridículo boicot de sus predecesores separatistas. El segundo, acompañar al Rey en su visita al buque Juan Carlos I, atracado estos días en Barcelona con enorme éxito de público. Pero no le podemos dar una flecha hacia arriba a Illa porque su pasteleo con los separatistas de ERC, a los que debe el poder a cambio de un cupo insolidario e inconstitucional, sigue suponiendo un error insalvable mientras no se apee de ello.
Durante seis años, en la década de los ochenta, presentó el concurso Un, dos, tres y se convirtió en un rostro popular y querido en todos los hogares españoles. Mayra llegó a España con doce años, después de que sus padres tuviesen que dejar Cuba por el triunfo de Castro, y fue escalando peldaños poco a poco en el mundo de la televisión, donde siempre ofreció lo mismo: máxima profesionalidad y una cordialidad contagiosa. Se ha ido a los 76 años tras una larga lucha contra el cáncer. Descanse en la paz de Dios.
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