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TribunaJaime Rocha

Letras y espías

La recién estrenada película española «Código Emperador», pretendidamente del género de espías, no pasa de un loable intento, pero muy alejado de la realidad. La figura del protagonista no tiene parecido alguno con un verdadero agente del CNI, ni la organización interna y su forma de trabajo

Actualizada 10:24

Pertenezco al Club de Escritores «Letras y Espías», inspirados en la figura y obra de John Le Carré, cuyo objetivo literario es poner en valor la Literatura de Espías como género propio y diferenciado de la novela policiaca o novela negra.

De hecho luchamos, con nuestras armas literarias, contra los estereotipos, que muchos escritores, españoles y foráneos, han creado de lo que es y representa un agente de inteligencia.

Los hay que han tenido un notable éxito, como Ian Fleming y su James Bond, que en nada se parece a los agentes de inteligencia (espías) que protagonizan las novelas y películas que salen de las obras de John Le Carré o Frederick Forsyth, basadas en su conocimiento y experiencia de lo que es un Servicio de Inteligencia. Los verdaderos amantes del género de literatura de espías saben distinguir muy bien entre lo que destila «autenticidad» y lo que es solo fruto de una imaginación, que indefectiblemente deriva hacia la literatura negra o policiaca.

En este sentido y, siento mucho decirlo, la recién estrenada película española «Código Emperador», pretendidamente del género de espías, no pasa de un loable intento, pero muy alejado de la realidad. La figura del protagonista no tiene parecido alguno con un verdadero agente del CNI, ni la organización interna y su forma de trabajo. Como detalle, menor si se quiere, que los militares pertenecientes al CNI vistan el uniforme, aunque sea en un acto oficial, es impensable.

Está bien que la filmografía hispana inicie el camino de la anglo y se prodiguen este tipo de películas y series, pero les adelanto a los productores y directores que piensen en dar ese paso adelante, que la «autenticidad» de lo que narren, será lo más valorado por los seguidores de este género tan peculiar de la literatura, y en nada parecido a la novela negra o policiaca.

Desde mi posición personal, como ex agente de inteligencia durante veintiocho años, y ahora como escritor del género de espías, lamento y sufro las consecuencias de esas obras, españolas o extranjeras, que pintan a los espías como personas sin escrúpulos, dados al lujo y los mayores vicios, corruptos y dispuestos a venderse al mejor postor.

Todo eso que vemos y leemos hace un daño tremendo y difícilmente reparable a una profesión de personas íntegras, que arriesgan sus vidas, y las de sus familias en muchos casos, con el único fin de defender los intereses de sus compatriotas de los enemigos externos.

En España empiezan a prodigarse autores que, por experiencia propia o por fuentes de toda garantía, han escrito y escriben obras realmente muy valiosas con gran éxito de crítica y público. Esa es la esperanza del resurgir de este género en la literatura hispana.

Si estas obras a las que me refiero llegan a la pequeña o gran pantalla, no me cabe la menor duda de que el público apreciará su autenticidad.

  • Jaime Rocha es capitán de navío (r) y escritor
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