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TribunaFernando Ramos

La voladura del Estado y la patología del mentiroso Sánchez

Sánchez es un gran creador de lenguaje. Así, por ejemplo, «del no es no y nunca es nunca» de su pacto con Bildu, pasa a incluir al partido de Otegui en la «mayoría social» o la coalición de progreso

Actualizada 01:30

Es llamativa paradoja que en la historia de España no haya habido ningún personaje que haya adobado repetidamente su discurso sobre dos bases: Su compromiso con la verdad «Como me enseñaron mis padres» y unos principios (morales) como rectores permanentes de sus actos, tan invocados para afirmar en la tribuna del Congreso que tales principios nunca le permitirían depender del voto independentista para llegar a la Moncloa o gobernar el país. Del mismo modo, adornó su discurso con figuras retóricas creativas, orladas de líneas rojas que nunca traspasaría. Cuando alguien miente de forma repetida deja de tener una respuesta emocional ante sus propias falsedades. Por eso, los neurólogos han llegado a la conclusión de que el cerebro de un mentiroso funciona de manera diferente: son mentes hábilmente entrenadas para ese fin.

Los estudiosos de este fenómeno, como la doctora Tali Sharot, una profesora de neurociencia cognitiva del University College de Londres, detectan un proceso de entrenamiento. Así, la estructura cerebral que se relaciona de forma directa con estas conductas deshonestas. Viene a decir que el cerebro del mentiroso pasaría en realidad por un sofisticado proceso de auto-entrenamiento donde acabar prescindiendo de toda emoción o sentimiento de culpa. Quien ya no ve que sus actos tienen consecuencias sobre los demás, pierde su nobleza, la bondad natural que supuestamente debería definirnos a todos.

En el caso de Pedro Sánchez, estas consideraciones nos llevan a otro territorio, el del concepto de Hans Morgenthau de «el interés nacional». Como observa William Scheuerman, el interés nacional pasa a ser el interés personal del amoral, cínico y mentiroso, capaz de construirse su propio discurso sobre esta base. Sánchez es un gran creador de lenguaje. Así, por ejemplo, «del no es no y nunca es nunca» de su pacto con Bildu, pasa a incluir al partido de Otegui en la «mayoría social» o la coalición de progreso. Esa trasposición cumple la regla que el doctor Pedro Voltes señala (véase su obra «Historia inaudita de España») entre determinadas leyes negativas de la historia de España, como aquella evidente en Sánchez de que, en momentos como el presente, el régimen dominante considere enemigos suyos a multitudes de españoles que están, por tanto, aunque sumen millones, fuera de la mayoría social, aunque esta mayoría la formen, como en este caso, una amalgama variada como los actuales consocios de Pedro Sánchez. En cambio, Bildu y el propio PNV y sus socios independentistas sí forman esa mayoría social, pese a que en no pocos casos consideran a España como Estado una formulación perversa o un mero agregado que se debe desmontar.

La práctica demuestra que el cerebro de un mentiroso se conforma a raíz de un conjunto de motivaciones. Concluyen que tras esa persona que opta por hacer de la mentira su forma de vida, hay una serie de fines muy concretos: deseo de poder, de estatus, de dominación, interés personal. En ese sentido, el prestigioso periodista Michael Reid, columnista de The Economist, reconocido experto y analista, en su libro, de reciente aparición «España» resume en una frase certera su diagnóstico sobre la situación del país desde que está al frente del mismo Pedro Sánchez. En la página 180 de esta documentada obra escribe, tras referirse a sus más recientes pactos y actos de Gobierno con respecto al independentismo: «Pero el Estado de derecho ha quedado dañado en beneficio del presidente del Gobierno». Reed califica de «vergonzoso» el acuerdo político con Junts para la amnistía y considera que los actos de Sánchez desarman al Estado frente a nuevas amenazas, que se complementan con la deslegitimación del mismo que hacen sus socios, evidenciado por el ataque a los jueces y sobre todos sus pactos a precio con Junts y ERC.

Pero a este hecho hay que unir la última novedad: Sánchez se ha comprometido para 2025 en romper la Caja Única de la Seguridad Social y transferir esta competencia a la Comunidad Autónoma Vasca, que será reconocida como «nación» y la fijación de una relación bilateral con el Estado. Eso es en suma el proyecto final de Sánchez para España. El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegui ha realizado un llamamiento a «superar el caduco modelo de relación de la vieja nación vasca con el Estado» porque el modelo autonómico «ha fracasado» y se ha acabado «el tiempo del café para todos». Además, ha asegurado que EH Bildu «es la historia de un éxito político» que cada vez más vascos apoyan, y ha apuntado que «aquí hay alternativa de gobierno y de Estado». Y Sánchez le está dando la razón.

  • Fernando Ramos es periodista
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