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TribunaFernando Ramos

El pacto del PSC-ERC es un programa pautado para la independencia de Cataluña

La lectura detenida del pacto firmado por el PSC y ERC produce, tras una lectura detenida, estupor por la formas, justificaciones y metas del acuerdo. No en vano se cuidaron de no difundirlo en castellano previamente, sino en la propia versión original en catalán que emitió ERC

Actualizada 12:04

Decía Churchill, con aquel peculiar humor británico que en política con frecuencia lo más insólito y pintoresco es lo más destacable. Pensaba yo en ello repasando el extenso contenido del acuerdo de Gobierno o de lo que sea, firmado por el PSC y ERC para que Illa presida la Generalitat, y se sienten las bases de Cataluña como nación. En el punto referido de las medidas de apoyo a las reivindicaciones del feminismo se dice, entre los acuerdos a ejecutar: «Mantener el programa de acceso universal a productos menstruales reutilizables para acabar con la pobreza menstrual que sufren 1 de cada 4 mujeres en Cataluña». Y es que no se ha descuidado nada.

La lectura detenida del pacto firmado por el PSC (que suponemos es la organización territorial del PSOE en Cataluña, cuyos principios y objetivos se supone que son los mismos que el partido todo) y ERC (aquel partido que, según el declarante no era compatible con los principios de Pedro Sánchez) produce, tras una lectura detenida, estupor por la formas, justificaciones y metas del acuerdo. No en vano se cuidaron de no difundirlo en castellano previamente, sino en la propia versión original en catalán que emitió ERC. Lo pactado va mucho más del pacto fiscal, sino que se dota a Cataluña de una serie de competencias, sobre todo en el ámbito internacional y el funcionamiento ordinario propios de un Estado independiente en todos los sentidos, desde el mantenimiento y refuerzo de sus embajadas y las competencias y representación independiente del Estado en organizaciones internacionales y hasta en el ámbito deportivo internacional donde sus selecciones tendrán espacio frente a las de España. Tiene razón Bolaños que asistimos al nacimiento de una Cataluña nueva, como nación independiente claro.

Para empezar, nos enteramos de que el PSC se considera heredera del «catalanismo popular» y ya no de lo que dicen los principios del PSOE, del que creíamos que formaba parte, y que se define todavía de este otro modo: «El Partido Socialista Obrero Español, con más de 125 años de historia, es una organización política de la clase trabajadora y de los hombres y mujeres que luchan contra todo tipo de explotación, aspirando a transformar la sociedad para convertirla en una sociedad libre, igualitaria, solidaria y en paz que lucha por el progreso de los pueblos. Sus objetivos y programas son los fijados en su declaración de principios y en las resoluciones de sus Congresos. La unidad del Partido descansa esencialmente en la unidad de pensamiento fundamental que se contiene en su Programa Máximo, en las Resoluciones de los Congresos y en la unidad de acción de sus militantes cara a la sociedad».

En cambio, el PSC afirma con ERC: «Las formaciones abajo firmantes nos reclamamos herederas del catalanismo popular, que tiene como principios esenciales el reconocimiento de Cataluña como nación y la voluntad colectiva de hacer avanzar el país y construir un futuro mejor en base a la voluntad de la ciudadanía expresada democráticamente».

El PSC comparte la meta de que Cataluña avance hacia su objetivo de convertirse en un Estado independiente del resto de España. Y mientras Sánchez afirmaba que con sus cesiones el conflicto catalán quedaba resuelto, el PSC dice con ERC que no es cierto, pese a que «a pesar de los adelantos incuestionables que han significado las diferentes iniciativas para poner fin a la judicialización —los indultos, la reforma del Código Penal y, especialmente, la aprobación de la ley de amnistía—, las amenazas contra la voluntad mayoritaria de desescalar el conflicto se mantienen, las razones de fondos del conflicto político entre Cataluña y el Estado están pendientes de resolver».

Y de forma sutil esos acuerdos deben confirmarse con un referéndum que es el paso siguiente tras todos los logros logrado. Lo dicen bien claro: «La necesidad que los acuerdos fruto del diálogo y la negociación sean referendats por la ciudadanía, y favorezcan la creación de un amplio consenso sobre el futuro de Cataluña». No engañan: Hay que abrir «el debat sobre el reconeixement nacional de Catalunya i la forma de vehicular institucionalment i jurídicament aquest reconeixement. Y «la necessitat que els acords fruit del diàleg i la negociació siguin referendats per la ciutadania, i afavoreixin la creació d’un ampli consens sobre el futur de Catalunya». O sea, «dar voz a la ciudadanía para conocer sus preferencias sobre la organización territorial y acomodar, de manera legítima y viable, estas preferencias». En resumen, aparte del problema de la menstruación de las catalanas se resolverá de paso el futuro del Estado español.

  • Fernando Ramos es periodista
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