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04 de julio de 2024

TribunaFernando Ramos

Para servir a Puigdemont, Sánchez modificó hasta el Código ético del PSOE

El lenguaje de Sánchez deja a uno perplejo por su convertibilidad, como que la amnistía y sus efectos nos va a proporcionar una España más cohesionada y unida

Actualizada 01:30

Sánchez dice que uno de sus propósitos durante la actual legislatura es democratizar, depurar e instalar la honestidad en la política española. Y lo dice en el mismo tono y énfasis de cuando decía que por sus principios nunca llegaría a la Moncloa de la mano del independentismo y la conocida retahíla de compañías que le quitaban el sueño, líneas rojas infranqueables y «noes» diversos como base moral de su conducta. ¿Y si eso era así, por qué en marzo del pasado año se sacó de la manga un nuevo Código Ético para su partido, cuando estaba vigente el más completo y preciso que aprobaran en 2014? Muy sencillo, porque de seguir vigente aquel código malamente se habrían justificado los indultos, la reforma del Código Penal, la rebaja de las responsabilidades del delito de malversación, aunque fuera a posteriori, y sobre todo la amnistía a los implicados en los diversos delitos comunes graves cometidos durante las diversas fases del procés. Ni tampoco el indulto a José Antonio Griñán, condenado a una pena de seis años de prisión por prevaricación y malversación de fondos públicos en la trama de los ERE. El artículo 8.1 del Código Ético del PSOE, de 10 de octubre del 2014, decía literalmente: «Los cargos públicos del PSOE se comprometen a no proponer ni apoyar el indulto de cargos públicos condenados por delitos ligados a corrupción, violencia de género, delitos de acoso o discriminación, contra la libertad e indemnidad sexuales, torturas o contra la integridad moral, así como la comisión de hechos constitutivos de delitos graves». 8.2. «Además, los cargos públicos y orgánicos se comprometen a no solicitar su propio indulto si fueran condenados por los mencionados delitos».

Este artículo ha desaparecido de la nueva versión, llamada «Código Ético y de Conducta del PSOE», de 18 de marzo de 2023. Es evidente que la simple aplicación del punto borrado no iba a permitir ni indultos a cargos socialistas implicados en los ERE, ni a los condenados por sedición en el procés, ni obviamente a los futuros beneficiarios de la amnistía. Alguno de los más notables turiferarios de Sánchez lo ha definido mejor que nadie, señalando que «no se considera concernido por sus palabras, sino por sus objetivos». Ni Maquiavelo lo diría mejor. Más que los actos a los que nos tiene acostumbrados asombra su cinismo y su amoralidad. Un simple inmoral reconoce que la regla existe, pero no la cumple. El amoral no tiene reglas, salvo las suyas o las que, como es evidente en este caso va adaptando a la medida de, como dice «Sánchez de la necesidad virtud». Resulta increíble su capacidad, con sus edecanes, de manipular el partido que sigue llevando las siglas del PSOE. Ni siquiera lo disimulan: si precisa que el partido respalde la amnistía por los votos que lo lleven a la Moncloa, se convoca a las bases, no precisamente para que digan si están de acuerdo con tan discutida medida, sino que se enmascara en el respaldo masivo a los pactos con otros partidos, que llevan dentro la impunidad de hechos graves, pero que no se cita.

Y en ese camino, ya nada extraña. Y sin el menor decoro, porque son necesarios los actos de masa, muy teatralizado, ante unos cuantos centenares de leales, se atreve a decir lo contrario de lo que afirmaba hace unas semanas y que con la impunidad de los actos cometidos durante el procés va a salir una España más cohesionada y pacífica y que todos los independentistas serán beneficiarios de su gracia. El lenguaje de Sánchez deja a uno perplejo por su convertibilidad, como que la amnistía y sus efectos nos va a proporcionar una España más cohesionada y unida. Parece que los beneficiarios de las cesiones (más bien rendiciones de Sánchez) y sus parientes no se han enterado de la felicidad que nos espera. El presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, al tiempo que Sánchez era aclamado por sus seguidores, llamaba a la sociedad civil a «preparar el terreno para hacer posible la autodeterminación», que sigue siendo el objetivo, y ha subrayado que la amnistía es una conquista arrancada al Estado «que legitima» al independentismo para «volver a hacerlo».

  • Fernando Ramos es periodista
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