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El Papa Francisco, durante el Vía Crucis en el Coliseo de Roma de hace unos años

El Papa Francisco, durante el Vía Crucis en el Coliseo de Roma de hace unos años

Qué es el Via Crucis y cómo rezarlo en Cuaresma

El Via Crucis es una de las prácticas de piedad más populares durante la Cuaresma. Propuesto por numerosos santos y Papas, es un ejercicio sencillo que permite, en oración, acompañar a Cristo en su Pasión

El Via Crucis —también llamado Camino de la Cruz— es una oración meditativa que conmemora los momentos clave de la Pasión de Cristo, desde los instantes previos a su prendimiento y hasta el momento de su sepultura.

Su origen se remonta a los primeros momentos del cristianismo. Hay quien asegura que el primer Via Crucis habría sido trazado por la propia Virgen María durante su ancianidad, en sus años en Éfeso en compañía de san Juan. Aunque, en rigor, los primeros testimonios provienen de los peregrinos que, ya en los siglos IV y V, recorrían las calles de Jerusalén reviviendo los pasos del Señor hacia el Calvario. Caso paradigmático es el de la peregrina Egeria, natural de la provincia de Gallaecia, en Hispania, y que dató esta tradición en su libro de viaje, ya en el siglo IV.

Con el tiempo, especialmente gracias a la labor de los franciscanos custodios de Tierra Santa, este ejercicio espiritual se extendió por todo el mundo, y fue adaptándose en iglesias y ermitas a través de una iconografía específica que recuerda los catorce momentos más destacados del camino de Jesús en su Pasión y Muerte.

Una devoción que no sustituye la liturgia

El Catecismo de la Iglesia Católica hace un importante matiz en torno a prácticas como el Via Crucis, cuando afirma que «las formas de piedad que rodean los sacramentos (...) prolongan la vida litúrgica de la Iglesia, pero no la sustituyen».

En otras palabras, este ejercicio de piedad no es obligatorio ni tan importante como asistir a la Eucaristía, aunque resulte muy recomendable como expresión del amor personal por Cristo sufriente.

Por ese motivo, de forma destacada en Cuaresma, la Iglesia invita a los fieles a unirse a los misterios de la Pasión. Y de ahí que sean tantas las parroquias que en los viernes previos a la Pascua celebran de forma comunitaria el rezo del Via Crucis.

Porque, como afirmaba el Papa San Juan Pablo II, «meditar el Via Crucis significa ponerse espiritualmente en camino con Jesús, cargado con la Cruz, por las calles de Jerusalén hasta el Gólgota».

Cómo rezar el Vía Crucis paso a paso

Esta oración consiste en recorrer, mental o físicamente, las 14 estaciones, sacadas de los textos evangélicos, que representan escenas como la condena de Jesús, sus caídas, el encuentro con su Madre, la ayuda del Cireneo, la Verónica que enjuga su rostro, o su crucifixión y sepultura.

Así, en cada estación suele rezarse una breve lectura o meditación (puede ser bíblica o devocional); la aclamación tradicional: «Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos / Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo»; un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Además, hoy existen muchas aplicaciones y recursos digitales que facilitan esta oración, como las apps Rezandovoy, ClickToPray, Laudate, o incluso canales de YouTube que ofrecen versiones grabadas del Via Crucis con música, meditaciones y lecturas para distintas edades.

Todo para que, en una sociedad que rechaza y esconde el sufrimiento, los católicos puedan experimentar cómo, en palabras del Papa Francisco, «el Via Crucis es una escuela del amor, de la paciencia y de la esperanza» (Vía Crucis del Coliseo, 2014), que enseña a mirar la Cruz no como fracaso, sino como el lugar del encuentro con el amor victorioso de Dios.

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