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Artémide Zatti es el primer santo salesiano no sacerdote

Artémide Zatti, emigrante en Argentina, es el primer santo salesiano no sacerdoteAgencia Salesiana / Facebook

Artémides Zatti, santo e inmigrante: «¿Tienes sopa caliente para un Jesús de 10 años?»

El enfermero italiano, que emigró a Argentina y dedicó su vida a los enfermos, será canonizado este domingo 9 de octubre

El beato Artémides Zatti, laico de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, nació en Boretto, al norte de Italia, el 12 de octubre de 1880 y falleció en Argentina, el 15 de marzo de 1951.

Ante la familia salesiana que ha viajado a Roma para la canonización, el Papa francisco ha recordado el contexto en el que Artémides conoció a los salesianos en Bahía Blanca, donde había llegado en 1897 junto con su familia y, en esa circunstancia, «muchos inmigrantes perdían el valor de la fe, absorbidos por el trabajo y los problemas que encontraban. Pero los Zatti fueron una excepción. La participación en la vida de la comunidad cristiana, las relaciones cordiales con los sacerdotes, la oración común en su hogar y la frecuencia de los sacramentos no disminuyeron».

Como ha señalado el Papa, Zatti «vivía la donación total de sí a Dios y la consagración de todas sus fuerzas al bien del prójimo, incansable para atender las necesidades de los pobres por una profunda unión con el Señor, mediante la oración constante, la adoración eucarística prolongada y el rezo del rosario».

Promesa a la Virgen

Una vez que comenzó a calar en el joven Zatti la vocación al carisma salesiano, decidió consagrarse como coadjutor y fue admitido en 1900 en la Casa de Bernal como aspirante.

Ya como laico salesiano, le encargaron el cuidado de un cura que se encontraba enfermo de tuberculosis, lo que provocó que él también enfermara e ingresó en el hospital San José, dirigido por un médico sacerdote que se encargó de él.

Zatti.org

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Ante la enfermedad, Zatti hizo una promesa a María Auxiliadora, que en caso de curarse consagraría su vida a los enfermos. Gracias a la intercesión de la Virgen, milagrosamente, Zatti se curó y pudo llevar a cabo su promesa.

Entrega a los enfermos

Su labor de entrega a los enfermos comenzó en la farmacia del hospital donde se había curado; y tras la muerte del sacerdote que dirigía el hospital, el Padre Garrone, Zatti asumió el control del hospital.

Se dedicó a los enfermos en cuerpo y alma durante 50 años, como la mejor muestra de entrega al otro, viendo a cristo en el prójimo.

Por eso, el Papa ha reconocido que el nuevo santo «era totalmente para los pobres», tanto es así que se refería a los enfermos como si del mismo Cristo se tratara: «¿Tienes sopa caliente y vestidos para un Jesús de 10 años?».

Tras una vida de entrega a los enfermos y a Cristo, finalmente, le fue diagnosticado un cáncer, tras caerse de una escalera y murió en 1951 a los 70 años en Videma, Argentina.

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Amigo espiritual de Francisco

Tras ser beatificado por San Juan Pablo II, el entonces Padre Jorge Mario Bergoglio escribió una carta al salesiano Bruno Cayetano para comentarle sobre la experiencia que había tenido con Don Zatti «de quien me hice muy amigo», dijo.

En la misiva, el ahora Papa Francisco, relata cómo los jesuitas argentinos, y toda la Compañía de Jesús, tenían pocos coadjutores. Es entonces cuando conoce la vida de Artémides Zatti por medio de una conversación y de la lectura de una biografía:

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«Me llamó la atención su figura de coadjutor tan plena; sentí que debía pedirle al Señor, por intercesión de ese gran coadjutor, para que nos enviara vocaciones de coadjutores. Hice novenas y pedí a los novicios que las hicieran», recordó el entonces padre Bergoglio.

De este modo, la cantidad y la calidad de las vocaciones aumentó considerablemente, a juicio del Papa, «por su intercesión en este asunto, puesto que por el número es un caso raro en la Compañía». Y como reconocimiento, «en la edición del Devocionario del Sagrado Corazón hemos puesto la Novena para pedir por la Canonización de Don Zatti», que ahora se celebra en el Vaticano.

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