María A. Sotillos, historiadora: «La Segunda República se les fue completamente de las manos»

María Asunción Sotillos, licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Navarra, recoge en su nuevo libro, Con amor en el perdón, las vidas de 91 mártires valencianos que sufrieron una persecución religiosa durante la década de los años 30. La secretaria de la delegación diocesana para las Causas de los Santos, afirma que «en sus biografías hay muchas cosas que pueden estimularnos a imitarlos en su fe, esperanza, y amor a Dios». El Debate ha tenido la oportunidad de conversar con la historiadora valenciana sobre el trabajo de documentación, los testimonios recogidos a lo largo del libro y las lecciones que los lectores pueden extraer de las vidas de estos mártires.

–María Asunción, ¿ qué fue lo que le llevó a escribir este libro? ¿Cuál es el principal objetivo?

–Lo que nos ha movido a publicar este libro es dar a conocer a los 91 Siervos de Dios, cuyo proceso de canonización por martirio en fase diocesana fue clausurado el pasado 22 de enero, fiesta de san Vicente Mártir, en la catedral de Valencia. Y hablo en plural, porque una obra como esta es el resultado del trabajo de muchas personas durante mucho tiempo. No es algo que haya salido de mi imaginación, como podría ser una novela, una poesía… Como historiadora lo que he hecho ha sido presentar una breve relación de la vida y de la muerte de todas las personas integrantes de este grupo, encabezado por Miguel Payá Alonso de Medina, vicario general del arzobispado y deán de la catedral de Valencia, y formado por 66 sacerdotes diocesanos, 8 religiosos y religiosas y 17 laicos y laicas, según se desprendía de los documentos encontrados. Todos ellos entregaron su vida en la persecución religiosa que hubo en España en los años treinta del pasado siglo XX. En sus biografías hay muchas cosas que pueden estimularnos a imitarlos en su fe, esperanza, y amor a Dios y a los hermanos, y este es el objetivo principal de la obra.

–¿Cuál ha sido su proceso de investigación? ¿Ha sido difícil conseguir localizar todos los archivos necesarios para realizar este monumental trabajo?

–No partíamos de cero. Este proceso, que se inició en la diócesis de Valencia en 2004, continuaba la trayectoria iniciada en los años 40 del siglo XX de búsqueda de documentación y testimonios sobre muchas de las personas que en la década anterior murieron asesinadas en lo que fue claramente una persecución religiosa. En marzo de 2001 Juan Pablo II beatificó en Roma a un grupo de 232 mártires valencianos. En la Introducción del libro D. Ramón Fita Revert, Delegado para las Causas de los Santos de esta diócesis, explica ese itinerario. Teniendo como base los testimonios celosamente conservados en el Archivo Diocesano de Valencia se ha ido recogiendo toda la documentación que avalaba o contradecía los relatos, consultando todos los archivos posibles, tanto civiles como religiosos, militares, bibliotecas, hemerotecas… Se trataba de una investigación histórica y se ha realizado con rigor.

–¿Qué fue lo que más le llamó la atención de los testimonios y datos recopilados?

–La aceptación de la voluntad de Dios sobre ellos y el perdón a sus asesinos. Existen testimonios de cómo de forma explícita lo hicieron muchos de ellos.

Fueron educados en el perdón. Y esto choca claramente con el odio acumulado que tienen muchas otras personasMaría Asunción Sotillos

–Teniendo en cuenta la persecución religiosa de los años 30, ¿considera usted que se ha mitificado la Segunda República?

–Personalmente, considero la república, de manera teórica, como la mejor forma de gobierno. Cómo esta forma de gobierno ha sido llevada a la práctica en los diferentes países y momentos históricos… es otro asunto. Y centrándonos en la Segunda República española, creo que está claro que se les fue completamente de las manos a las personas sensatas.

¿Considera usted que la vida de estos mártires ha quedado en olvido?

–Han pasado muchos años y la mayor parte de las personas que los conocieron y dieron testimonio de ellos ya no están entre nosotros. Pero su ejemplo sí debe de quedar vivo y así vemos que sucede en muchos casos. Sigue admirándome oír hablar a algunas personas del asesinato de su padre, por ejemplo, cuando eran muy pequeños. Fueron educados en el perdón. Y esto choca claramente con el odio acumulado que tienen muchas otras personas y que les hace incluso querer cambiar la narración histórica.

Hay martirios especialmente crueles que pueden impresionarnos, pero también testimonios de valentíaMaría Asunción Sotillos

–En su libro no se olvida de destacar la figura de mujeres que acompañaron a las personas que más querían durante su martirio. ¿Qué podemos aprender de ellas?

–En este grupo de mártires hay algunas mujeres que fueron perseguidas por sí mismas, pero en algunos de los casos, efectivamente, no eran ellas las buscadas. La muestra de su fe y esperanza en Dios y de su amor a los demás… impresiona. Creo que eso es lo que debemos aprender de ellas.

–De entre todos los testimonios recogidos en el libro, ¿con cuál se queda?

–No podría decir únicamente uno. Son muchos los testimonios que por un motivo u otro «me han tocado». Y considero que eso mismo puede pasar a las diferentes personas cuando lean el libro. Hay martirios especialmente crueles que pueden impresionarnos, pero también testimonios de valentía, de testimonio cristiano ya iniciada la persecución religiosa, de aceptación de la voluntad de Dios, de perdón sincero a personas que así correspondían al bien que se les había hecho.

–¿Qué ha supuesto este trabajo a nivel personal para usted al conocer la vida de estos mártires? ¿Qué lección ha extraído de este proceso de documentación?

–Como historiadora, la importancia de los archivos. La necesidad de actualizar según los avances técnicos la conservación de la documentación. Pero a nivel personal, los testimonios de fe, esperanza y amor a Dios y a los hermanos de estos hombres y mujeres como nosotros, no pueden dejar de hacerte reflexionar sobre tu forma de obrar en las diferentes situaciones con las que te encuentras día a día y también en cómo responderías si te enfrentaras a una prueba como la suya. El título del libro, Con amor en el perdón, es fruto de esa reflexión y a la vez estímulo para intentar imitarlos, con la ayuda del Señor.