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El cardenal Marcelo González

El cardenal Marcelo GonzálezArchidiócesis de Toledo

Presentación del libro El alma católica de España

Pérez-Boccherini: «Don Marcelo entendía la historia de España como consecuencia de un motor, la fe católica»

El sacerdote y teólogo presentó en Madrid ‘El alma católica de España’, la biografía «de un pastor que dio más que los demás, antes y más allá que los demás»

«Siempre me ha cautivado la figura de Don Marcelo, ese pastor que dio más que los demás, antes que los demás y más allá que los demás», aseguraba este martes el sacerdote y doctor en Teología Gonzalo Pérez-Boccherini en la presentación de El alma católica de España. El pensamiento del cardenal Marcelo González Martín. El libro, editado por Homo Legens, recorre la vida y obra del célebre prelado, que fue obispo de Astorga, arzobispo de Barcelona y arzobispo de Toledo y primado de España.

Pérez-Boccherini destacó que Marcelo «entendía la historia de España como consecuencia de un motor, la fe católica», y que consideraba que España nace como comunidad política en el año 589, en el III Concilio de Toledo, que selló la unidad espiritual y territorial del reino visigodo bajo el catolicismo. El alma católica de España aborda esta cuestión, y presta especial atención a la actuación de su protagonista durante el franquismo y la Transición democrática.

El «alma católica de Cataluña»

Nombrado arzobispo de Barcelona en 1967, don Marcelo «entendía un alma católica de Cataluña dentro del alma católica de España», explicó Pérez Boccherini, y puntualizó que al frente de la archidiócesis catalana «actuó como un pastor, como un verdadero padre», aunque encontró mucha oposición y tuvo que afrontar situaciones complicadas, como la manifestación de sacerdotes en la Vía Laietana, los desencuentros con Montserrat o el robo de la Virgen de Nuria en 1967.

El autor también destaca en el libro episodios como el caso Añoveros o la aprobación del Concordato con la Santa Sede en 1953. En lo referente al periodo de la Transición, Pérez Boccherini se refirió a la exhortación pastoral Ante el referéndum sobre la Constitución de 1978, en la que —sin decir a los fieles que votasen «sí» o «no»— planteó dudas sobre el texto constitucional, como la ausencia de referencias a Dios o al derecho a la vida, la libertad de enseñanza o la defensa de la familia.

«Es un reclamo a los pastores para profundizar en nuestra identidad, como clave para tener una iglesia firme, bonita y clara en la España que vivimos», añadió el sacerdote, párroco en San Carlos Borromeo, en Villanueva de la Cañada. También en clave de lectura desde el presente, Pérez-Boccherini destacó la importancia que don Marcelo daba a la cultura, «porque la tradición protege la relación con Cristo, la fe».

Un «antídoto» contra estereotipos

En el acto, celebrado en la Universidad CEU San Pablo y organizado por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, intervino también el catedrático de Periodismo José Francisco Serrano, que planteó que la obra presentada «son varios libros en uno». Serrano destacó la reforma que llevó a cabo don Marcelo del seminario de Toledo, y se preguntó qué habría dicho de la reciente visita de los obispos españoles al Papa Francisco precisamente sobre esta cuestión.

Serrano defendió El alma católica de España como «fruto de la vida pastoral y de la vida espiritual de Gonzalo», y celebró que el libro redescubra la espiritualidad de su protagonista, «porque don Marcelo fue lo que dijo el Concilio Vaticano II que tenía que ser un obispo para sus sacerdotes: un padre y un pastor». También insistió en que el libro es «antídoto contra las imágenes mentales referidas a don Marcelo, contra los estereotipos sobre su vida y su pensamiento».

Por su parte, el doctor en Historia Contemporánea y profesor en la Universidad Camilo José Cela Pablo Martín de Santa Olalla, que destacó de Pérez-Boccherini su «meticulosidad y exigencia», al punto de detallar en alguna página la presión arterial de don Marcelo. El investigador destacó que este cardenal «trabajó a fondo sobre las raíces del alma católica de España», y se hizo eco de las preocupaciones de algunos obispos que, tras el Concilio Vaticano II, «pensaban que abrirse a la posibilidad del pluralismo religioso en España era abrir la puerta a perder la identidad nacional».

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