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Cardenal Hollerich

El Cardenal arzobispo de Luxemburgo, Jean Claude Hollerich

El cardenal Hollerich cuestiona la definición de la Iglesia para las personas LGTBI

"Me parece un poco dudosa la parte de la enseñanza que califica la homosexualidad de 'intrínsecamente desordenada'. Aun así, tenemos que aceptar a todas las personas y hacerles sentir el amor de Dios

El arzobispo de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich, que forma parte del nuevo Consejo de Cardenales que asesora al Papa en el gobierno de la Iglesia, ha afirmado que el lenguaje que usa la Iglesia católica para describir las conductas de las personas LGTBI como «intrínsecamente desordenadas» es «dudoso».

Su vida tiene valor

«Me parece un poco dudosa la parte de la enseñanza que califica la homosexualidad de »intrínsecamente desordenada. Aun así, tenemos que aceptar a todas las personas y hacerles sentir el amor de Dios. Si lo sienten, estoy seguro de que cambiará algo en su corazón. Los homosexuales deben sentirse bienvenidos en nuestra casa. De lo contrario, se irán", ha agregado en una entrevista con el semanario católico croata Glas Koncila, publicada este lunes 27 de marzo, en la que Hollerich también ha subrayado que la única respuesta de la Iglesia a las personas LGBTBI no puede ser hacer hincapié en el celibato.

«Si decimos que todo lo que hacen es intrínsecamente malo, es como decir que su vida no tiene valor. Muchos jóvenes vinieron a mí como padre y me hablaron de su homosexualidad. ¿Y qué hace un padre? ¿Les echa o les abraza incondicionalmente?», señala Hollerich, que también ha sido designado por el Papa como relator del Sínodo de la Sinodalidad.

«Para algunos de ellos es posible ser castos, pero llamar a otros a la castidad parece como hablarles en egipcio –ha incidido–. Una persona con tendencia a robar puede arreglárselas sin robar. Una persona homosexual siempre amará a personas de su mismo sexo. No debemos reducir la homosexualidad a relaciones sexuales desmesuradas. Esa es una forma muy burda de entender a una persona humana».

Del mismo modo, ha señalado que si se les pide cosas «imposibles» acabarán «desanimadas». «Si decimos que todo lo que hacen es intrínsecamente malo, es como decir que su vida no tiene valor», ha afirmado el purpurado, que pasó 23 años como misionero en Japón.

En los últimos meses, varios prelados estadounidenses, entre ellos los cardenales Robert McElroy, de San Diego, y Blase Cupich, de Chicago, y el obispo John Stowe, de Lexington (Kentucky), han pedido a la Iglesia que abandone ese lenguaje para hablar de la comunidad homosexual.

Hollerich también ha abierto la puerta a revisar la prohibición del Papa Juan Pablo II sobre la ordenación de mujeres al sacerdocio. Si bien ha dejado claro que Francisco no está a favor de la ordenación de mujeres, el cardenal luxemburgués ha considerado que sigue siendo un debate abierto entre algunos católicos y que le gustaría ver a las mujeres con «mayores responsabilidades pastorales».

No es una opción

«El Papa Francisco no quiere la ordenación de mujeres, y yo soy completamente obediente –ha dicho Hollerich–. Soy un promotor de dar a las mujeres más responsabilidad pastoral. Y si lo conseguimos, entonces quizá podamos ver si sigue existiendo entre las mujeres el deseo de ordenarse».

Con todo, el cardenal jesuita, que ejerce de relator o presidente del Sínodo de los Obispos de 2023 y 2024, ha señalado que si la Iglesia reconsiderara alguna vez la cuestión, debería hacerlo en consulta y unidad con la Iglesia Ortodoxa.

«Nunca podríamos hacerlo si eso pusiera en peligro nuestra fraternidad con los ortodoxos o si polarizara la unidad de nuestra Iglesia», ha señalado.

Preguntado sobre si un futuro Papa podría invalidar la carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis de Juan Pablo II de 1994, en la que defendió que la Iglesia católica no tiene autoridad para ordenar mujeres, Hollerich ha señalado que no es imposible y que la enseñanza de la Iglesia puede seguir desarrollándose. De este modo, ha recordado el Syllabus of Errors de 1864 del Papa Pío IX, que condenaba la libertad religiosa y el diálogo interreligioso y que en el pasado se consideraba infalible.

«Tales prácticas –ha dicho el cardenal– son ahora comunes en la Iglesia». Sin embargo, ha puntualizado que por el momento si el Papa Francisco dice que no es una opción, «no es una opción».

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