San Genaro: el patrón de Nápoles cuya sangre se licua tres veces al año
Los científicos nunca han realizado ninguna comprobación sobre la reliquia y, para los fieles, el fenómeno sigue sin explicación
Nápoles se alegró entre lágrimas, pañuelos blancos y oraciones de miles de fieles al fundirse la sangre de San Genaro. El milagro tuvo lugar el día de la fiesta del patrón de la ciudad, el 19 de septiembre, a las 10:03 horas. La ampolla con la sangre licuada fue contemplada por el arzobispo Domenico Battaglia, que comentó el acontecimiento, considerado prodigioso según una antigua tradición: «Esta sangre no es un oráculo que haya que consultar y menos aún un horóscopo de la ciudad cuya función sea predecir desgracias o fortunas para la ciudad –continuó el arzobispo–. Creo que el verdadero milagro tendrá lugar el día en que esta sangre se endurezca para siempre, se compacte, se coagule. Sí, creo que el verdadero milagro se producirá cuando la justicia bese a la paz, cuando el bien venza para siempre al mal, cuando la buena nueva de Jesucristo seque el dolor del mundo, ilumine definitivamente las tinieblas».
El prodigio de la licuefacción de la sangre de san Genaro se produce tres veces al año: el 19 de septiembre, fecha en que el mártir fue decapitado en el 305 d.C.; el 16 de diciembre, en el aniversario de una terrible erupción del Vesubio, el famoso volcán de Nápoles, en 1631, que fue detenida, según la creencia popular, por intercesión del santo; y el primer domingo de mayo, en recuerdo del traslado de los restos mortales de la ciudad romana de Pozzuoli a las catacumbas de Nápoles.
Según la tradición popular, el retraso en la licuefacción o la ausencia del milagro, a pesar de los cantos, oraciones, invocaciones y letanías en dialecto, se considera una mala señal para Nápoles y los napolitanos.
El obispo rebajó el entusiasmo por el prodigio, entendido como la licuefacción visible de la sangre, y apuntó más alto, a su valor simbólico. Pero, ¿es realmente un milagro que no tiene explicación científica? ¿Por qué esta sangre sólo se funde en determinadas circunstancias y no en otras?
Hay que saber que la sangre de san Genaro es la reliquia cristiana más preciosa y solemne de la ciudad. Se conserva en dos ampollas guardadas en una caja fuerte con doble cerradura en la catedral de Nápoles: una está llena en tres cuartas partes, mientras que la otra está medio vacía porque parte de su contenido se lo llevó a España el rey de Nápoles, Carlos III de Borbón. Se cree que la sangre fue recogida por Eusebia, la nodriza del santo, inmediatamente después de su martirio. Eusebia la entregó al entonces obispo de Nápoles y el culto al santo se extendió rápidamente por toda la ciudad. Fue necesario ampliar la catacumba dedicada a él porque muchos cristianos querían ser enterrados junto a San Genaro. Sus tumbas se adornaron con sus imágenes y ya en el siglo V el mártir Genaro era considerado «santo» según la antigua costumbre eclesiástica (canonización confirmada posteriormente por el Papa Sixto V en 1586).
En 472, durante una violenta erupción del Vesubio, los napolitanos acudieron en masa a la catacumba para pedir su intercesión, iniciándose así la costumbre de invocarle en terremotos y erupciones: a partir de ese año, san Genaro empezó a asumir el rango de patrón principal de la ciudad en sustitución del entonces patrón Agripino.
Durante otra erupción en 512, fue el propio obispo de Nápoles, Esteban I, quien inició las oraciones propiciatorias; más tarde hizo construir una iglesia en su honor sobre cuyos cimientos se erigió la actual catedral, colocando el cráneo y el relicario con las ampollas de sangre en la cripta de aquella primera iglesia.
Según un documento antiguo, la licuefacción se produjo por primera vez el 17 de agosto de 1389, pero no se excluye, porque no está documentado, que también se produjera antes.
Sobre este prodigio, reconocido oficialmente por la Iglesia, la ciencia ha intentado dar diversas explicaciones no sobrenaturales, sin que, sin embargo, hayan resultado convincentes.
En un artículo publicado en la prestigiosa revista Nature, científicos del Cicap, una organización científica italiana, dirigidos por el químico Luigi Garlaschelli, demostraron que habían obtenido una sustancia de color sangre utilizando molisita (un mineral hallado en el Vesubio), sal de mesa y carbonato cálcico. Según ellos, el origen del prodigio de San Genaro se debe a las propiedades tixotrópicas de la sustancia recreada, es decir, a su capacidad para licuarse a partir de un estado sólido cuando se agita.
«Sin embargo, el comportamiento de la sangre de San Genaro es imprevisible», explica a la revista Focus el abad Vincenzo De Gregorio, que manipula las ampollas durante las ceremonias. «A veces se licua nada más salir de la caja fuerte o incluso dentro. Delante del Papa Ratzinger creo que moví las ampollas lo suficiente, pero la sangre no se derritió. Y fue el Papa».
La espectrometría indica que hay sangre en el interior de las ampollas. Pero el físico francés Michel Mitov, en su libro Matière Sensible, especula con la posibilidad de que las ampollas contengan esperma de ballena, sustancias grasas cerosas extraídas de la cabeza de los cachalotes, y solución de arcilla. Materiales «sensibles» a la manipulación y a la temperatura. En realidad, los científicos nunca han realizado ninguna comprobación sobre la reliquia y, para los fieles, el fenómeno sigue sin explicación.