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19 de septiembre de 2024

El ahora obispo emérito de Tenerife, durante un viaje en San Pedro del Vaticano

El ahora obispo emérito de Tenerife, durante un viaje en San Pedro del VaticanoDiócesis de Tenerife

El Papa acepta la renuncia del obispo de Tenerife a los 75 años

La diócesis pasa a estar en sede vacante, después de que el ahora obispo emérito pidiese que el proceso de su renuncia se realizara lo antes posible debido a su estado de salud

El Papa Francisco ha aceptado este lunes, 16 de septiembre de 2024, la renuncia presentada por Mons. Bernardo Álvarez Afonso como obispo de Tenerife. Nació el 29 de julio de 1949 en Breña Alta (Isla de La Palma). En 1967 inició los estudios de arquitecto técnico en La Laguna, que abandonó para ingresar en el seminario diocesano de Tenerife, en octubre de 1969. Fue ordenado sacerdote el 16 de julio de 1976.

Es bachiller en Teología por la Facultad de Teología del Norte de España, sede Burgos (1987) y licenciado en Teología Dogmática por Universidad Gregoriana de Roma (1994). En la Conferencia Episcopal Española es miembro de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios.

Fue nombrado obispo de Tenerife el 29 de junio de 2005. Recibió la ordenación episcopal el 4 de septiembre de este mismo año en la catedral de La Laguna. En esta misma fecha toma posesión canónica de la diócesis Nivariense.

El ahora obispo emérito, Bernardo Álvarez había pedido que este proceso de su renuncia se realizara lo antes posible debido a su estado de salud. En este sentido, al final de la Misa del pasado 4 de septiembre, en el decimonoveno aniversario como obispo nivariense señaló: «Damos gracias a Dios por estos 19 años al frente de esta diócesis. Espero que, pronto, el Papa nombre a otro obispo porque estoy delicado de salud. Un obispo que sea capaz de pastorear esta diócesis con espíritu de servicio y de amor a todas las personas. Les invito a rezar por mí para que el Señor me dé fortaleza y paciencia para afrontar la situación que estoy viviendo. También oremos los unos por los otros, por esta diócesis, para que el Señor nos mande un buen pastor».

De este modo, a partir de este momento, la diócesis está en sede vacante. Por ello, cesa la potestad de los vicarios generales y episcopales, y quedan disueltos el Consejo Presbiteral y el Consejo Diocesano de Pastoral, correspondiendo al Colegio de Consultores el gobierno de la sede hasta el nombramiento del administrador diocesano. En el caso de esta diócesis, la Santa Sede ha dispuesto que se proceda a la elección del administrador diocesano por parte de dicho organismo.

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