Lo que Juan Pablo II le pidió a Luis de Lezama después de comer: «Algo muy español»

El sacerdote, periodista, escritor y hostelero Luis de Lezama, fallecido el pasado domingo a los 88 años de edad, tuvo el privilegio de dirigir las cocinas que servirían los menús que degustó el Papa Juan Pablo II durante sus sucesivas visitas a España. Con motivo de su deceso, Goya Producciones acaba de recuperar el extracto de uno de sus documentales, dirigido en 2003 por Andrés Garrigó, con el título Juan Pablo II. El santo que amaba España, en el que el sacerdote rememoraba su experiencia a los fogones para obsequiar al Santo Padre.

«Dar de comer al Papa es siempre, lógicamente, un atractivo», comienza desvelando De Lezama. «La preocupación del primer viaje del Papa respecto a la comida fue que, dondequiera que fuera –a Segovia, a Guadalupe–, pudiera comer de un modo familiar, una comida en la que se puede hablar», explicaba el sacerdote y hostelero en aquella ocasión. Lejos de «banquetes o de la exhibición, a la que somos muy dados», el Papa polaco «era sobrio, pero le gustaba siempre, continuamente, el zumo de naranja». El sacerdote y hostelero también recordaba «cuando nos habían enviado una buena horchata de chufas, y lo tomaba en el desayuno».

Pero la anécdota que rememoraba con más humor De Lezama fue durante un almuerzo en la sede de la Conferencia Episcopal Española en Madrid, a la que asistieron los Reyes, Don Juan Carlos y Doña Sofía. «Acabó pronto, y el Papa me dijo: 'Don Luis, el Papa quiere algo muy español'», explicaba. «Santo Padre, ¿un brandy?», le preguntó el sacerdote. «¡No!», replicó. «¿Un anís de Chinchón? ¡No, no!». «El Papa quiere una siesta, que es muy español», concluyó.

Tras otro almuerzo, Juan Pablo II le dijo: «Don Luis, quiero saludar, uno por uno, a todos los muchachos que trabajan con usted: los de la cocina y los que nos han servido». El sacerdote entró con el Papa en la cocina «y estuvo charlando con ellos como si tal cosa».