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El padre trinitario Aldo Berardi ha pasado más de una década en la región del vicario que ahora dirige - Foto de Gonzalo Jiménez Tapia

El padre trinitario Aldo Berardi ha pasado más de una década en la región del vicario que ahora dirigeG.J.T.

Entrevista al Vicario Apostólico de Arabia del Norte

«Cualquier celebración fuera del complejo de la Iglesia está prohibida»

El pequeño reino de Baréin, en el golfo Pérsico, es el epicentro del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte que reúne a 4 países y 2 millones de católicos

En pleno desierto de Manama, la capital del reino de Baréin, se alza la catedral de Nuestra Señora de Arabia, la más grande de Oriente Medio. La catedral está muy cerca de la casa del obispo, donde me recibe el Vicario Apostólico de Arabia del Norte, monseñor Aldo Berardi, un padre trinitario que lleva más de una década en la región. Berardi explica en esta entrevista las peculiaridades de este vicariato, las prohibiciones a las que tienen que hacer frente, cómo viven su fe los católicos, la dificultad para enterrar a los difuntos, cómo celebran la Navidad y qué presencia tiene la Iglesia católica en el vicariato.

La Catedral de Nuestra Señora de Arabia en Baréin es la más grande de Oriente Medio

La Catedral de Nuestra Señora de Arabia en Baréin es la más grande de Oriente MedioG.J.T.

—La Iglesia católica en Arabia del Norte comprende el reino de Baréin, Kuwait, Arabia Saudí y Qatar. ¿Cómo se organiza la Iglesia aquí?

—Es un territorio eclesiástico que depende directamente del Papa, porque somos un territorio de misión. Es decir, el Papa tiene total autoridad aquí y manda un vicario, que soy yo en este momento, para organizar la Iglesia. La iglesia está presente con parroquias autorizadas, y ha llegado a acuerdos con algunos gobiernos, excepto en Arabia Saudí, donde cualquier religión fuera del islam está prohibida. Nos organizados como una diócesis pequeña, pero no somos una diócesis.

—Bahréin es la sede de este vicariato ¿Cómo se materializa esa libertad de culto?

—En Baréin hay tolerancia y coexistencia desde hace años. El primer templo hindú fue construido hace 200 años, hay también una sinagoga muy antigua y todos nosotros podemos organizar las iglesias según nuestras tradiciones. Es una cohabitación pacífica, como dicen aquí, muy efectiva.

—¿Qué limitaciones o prohibiciones tienen los católicos?

—Cualquier celebración fuera del complejo de la Iglesia está prohibida. Somos muy estrictos en esto porque no queremos crear ninguna tensión con la gente local o con las autoridades. Sabemos que tenemos libertad en nuestro espacio, lo usamos con fuerza y si tenemos una actividad externa se pide el permiso, que lo dan Baréin y Qatar, pero en otros países no se puede hacer nada.

Baréin es el único país con cruces externas en la Catedral de Nuestra Señora de Arabia en Awali y en la Iglesia del Sagrado Corazón de Manama. En Catar o Kuwait, usamos ropa clerical discreta, llevamos solo el alzacuellos para no provocar incidentes, y el obispo es el único autorizado para llevar el hábito.

—¿Cómo es la situación de los católicos en Arabia Saudí?

—La Iglesia es, ante todo, su gente. Hay un millón de católicos en Arabia Saudí que, aunque no tengan una estructura completa de iglesia, se organizan para rezar, enseñar a los niños y mantenerse unidos. En Arabia Saudí no está permitido exhibir cruces ni símbolos religiosos en público, ni tampoco celebrar reuniones públicas de oración. Los cristianos rezan en privado en sus casas, siguen las misas por televisión o internet y muchos vienen a Baréin o Catar para recibir los sacramentos.

Hemos visto más aperturismo turístico y económico que ha facilitado un poco las cosas. Antes era muy difícil visitar el país, ahora lo hemos podido visitar como turistas. Esperamos que con el tiempo esta apertura también incluya libertad de culto. Recientemente, el gobierno saudí ha invitado a cardenales a reuniones internacionales, lo que nos da la oportunidad de dialogar y explorar posibilidades. Sin embargo, llevará tiempo avanzar hacia una mayor libertad religiosa.

Monseñor preside la misa dominical en la catedral de Nuestra Señora de Arabia en Baréin

Monseñor preside la misa dominical en la catedral de Nuestra Señora de Arabia en BaréinG.J.T.

—¿Cómo es la liturgia en el vicariato y qué peculiaridades tiene?

—La liturgia es la misma, pero con algunas peculiaridades. Como recibimos personas de muchos países, tradiciones y lenguas, nos adaptamos. Celebramos misas en más de diez lenguas y con distintos ritos, además del latino y oriental. Por ejemplo, la misa maronita, copto católica, melquita, el rito siro-malabar y siro-malankar, que vienen de la India. Todo se celebra en las mismas iglesias porque no tenemos muchas en el vicariato y proporcionamos servicios y sacerdotes específicos para cada rito. Es conmovedor porque los católicos aquí son muy practicantes y sienten dentro de su corazón su tradición, que es la tradición católica proveniente de Asia, África, Europa, Sudamérica. Nuestra liturgia es muy ecléctica y diversa. Esto muestra claramente la universalidad de la Iglesia Católica en esta parte del mundo, donde estamos todos juntos.

—También hay misas en español ¿Cómo es la comunidad hispana y católica en Baréin?

—Hay una comunidad hispana que no es muy grande y está compuesta en su mayoría por sudamericanos de diversos países. Tenemos misas en español también en Qatar y en Kuwait. Es un momento de compartir sus tradiciones porque el español de España y el español de Sudamérica es un poco diferente, y también la misa tiene su propio color. Además, organizamos catequesis para que los niños hispanohablantes puedan celebrar los sacramentos en su lengua.

—¿Cómo se celebra aquí la Navidad?

—La Navidad no es festivo oficial en esta parte del mundo, pero lo celebramos igualmente. Por suerte, en Baréin, el gobierno nos da permiso para realizar la celebración en el colegio católico, donde 5.000 personas siguen la misa de Nochebuena, a la que se suman 2.000 en la catedral y otras tantas en la parroquia, sumando cerca de 20.000 personas en total. Aquí, cada comunidad lo celebra conservando su identidad. Los filipinos empiezan en septiembre y celebran la misa del Gallo, que es una tradición española. Otros realizan una preparación diferente, de retiro e introspección. Los africanos bailan, los indios adoran, los orientales tienen otros ritos peculiares. La misa pontifical es un momento de unión, y aunque se hace en inglés, también hay cantos en diversos idiomas, y todos los sacerdotes visten hábitos litúrgicos de su país y de su rito. Este momento simboliza la Iglesia católica en su diversidad.

—¿Y la Semana Santa?

—La Semana Santa es un desafío para nosotros. El Viernes Santo, que aquí es día no laborable, todos los católicos pueden celebrarlo. Pero los domingos son días laborables, lo que complica la organización del Domingo de Resurrección. Es un dolor de cabeza para los párrocos que organizar las diferentes celebraciones en diversos ritos. Hay horarios variados. Durante la Semana Santa la iglesia está siempre llena. Contamos con acuerdos especiales con la policía para gestionar el tráfico y garantizar la seguridad. Las procesiones como la del El Nazareno, La Dolorosa son cortas y discretas, adaptadas a nuestras limitaciones. Aunque no son como las procesiones en España, son profundas y significativas. Es una belleza ver a todos los ritos católicos celebrar un único misterio de la muerte y resurrección de Jesús.

Cuadro conmemorativo de la visita del Papa Francisco al Reino de Baréin

Cuadro conmemorativo de la visita del Papa Francisco al Reino de BaréinG.J.T.

—También hay escuelas católicas. ¿Cómo es el papel de la educación católica en el vicariato?

—En Baréin está la única escuela católica autorizada: el Sagrado Corazón, que es la más antigua del vicariato y acaba de celebrar 75 años. Es la segunda del país y tiene mucha importancia en la historia de la educación aquí. Al principio la llevaban las Hermanas Misioneras Combonianas, y ahora son monjas carmelitas de la India. Hay otras similares en Kuwait, pero no pueden poner en el nombre que son católicas y enseñar la región católica está prohibido, a pesar de que en ellas trabajan monjas y salesianos. En Catar no tenemos escuelas católicas propiamente dichas, pero sí escuelas civiles gestionadas por católicos.

—Al vivir en países de mayoría musulmana ¿Dónde se entierran los cristianos?

—Hay dos cementerios cristianos en Baréin porque compartimos el cementerio con las demás iglesias, y hacemos funerales como en nuestros países de origen. Ahora queremos abrir el tercero y será una donación del rey de Baréin. También tenemos un cementerio cristiano en Catar y otro en Kuwait, pero en Arabia Saudí no está permitido enterrar a los no musulmanes en el territorio, y eso es un problema muy duro y difícil de resolver para las familias.

—¿Qué supuso la visita del Papa Francisco para el presente y futuro del catolicismo en la zona?

—Fue muy importante para la Iglesia, para el Vicariato y para el país. Baréin es un país pequeñito. Antes lo más importante eran los festivales y la Fórmula 1, ahora conocemos Baréin por la visita del Papa. Vivimos un momento muy emocionante con toda la gente que vino de los cuatros países del vicariato y también del sur a celebrar la misa en el estadio de fútbol. Ahora podemos recibir las gracias de su visita con una relación simpática y fraternal con la gente del país y sus autoridades.

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