Mediante micro mecenazgo
El empeño de un pueblo de la España abandonada por recuperar la espadaña de su iglesia
Los apenas 90 vecinos de Vega de Villalobos, en Zamora, se unen para evitar que la estructura que corona su templo de San Román colapse
La espadaña de la iglesia de San Román se ha mantenido en pie durante ocho siglos. Si las erosionadas piedras que la componen pudieran hablar, podrían referirse al Reino de León, a los Reyes Católicos, a Felipe II o a Napoleón, porque con todos ellos han convivido y a todos ellos han sobrevivido. Pero, tras el lento discurrir de estos 800 años, el pequeño templo ubicado en Vega de Villalobos (Zamora) necesita una intervención urgente para evitar que se venga abajo. Por eso, sus 89 habitantes —según el censo de 2023— han lanzado una iniciativa: «Salvemos nuestra torre».
«Que no caiga la torre, que ha sido testigo de nuestra historia milenaria», explican esperanzados los vecinos en un comunicado conjunto con la fundación ZamorArte y el obispado de Zamora. «Evitarlo tiene un precio», aseguran, y han hecho los cálculos: alrededor de 55.000 €, una cifra desorbitada para el pequeño pueblo. Y por eso han creado una asociación, han abierto una cuenta corriente y se han lanzado al micromecenazgo, confiando en la generosidad de muchos pequeños —o no tan pequeños— donantes. «Nos comprometemos a actuar con la máxima diligencia y transparencia para que todo el dinero que se obtenga vaya solo para el objetivo final: la restauración de la torre para nuestro disfrute y el de próximas generaciones», subrayan en su comunicado.
Los vecinos, con su párroco al frente, Abelardo Febrero, han tocado todas las puertas que han podido hasta el momento: la asociación cultural las Pandas, las cantoras del coro, el Club del Jubilado, el Club de Caza, las Peñas y todas las cofradías posibles. Y han llevado a cabo otra original iniciativa: recoger en un vídeo los testimonios de la vecina más anciana y más joven de Vega de Villalobos. De ese modo, Domitila, de 93 años, y la última niña en nacer en el municipio, Sara, de 17, explican qué significa para ellas la torre, sus campanas y la necesidad de rehabilitación.
«No somos muchos, pero somos personas orgullosas de nuestro pasado que vivimos nuestro pueblo, estemos cerca o lejos, porque ¡nos importa!», explican los animosos vecinos. «Esta torre nos ha acompañado en numerosos pasajes de nuestra vida, y trabajaremos juntos para que se mantenga firme y viva oteando encima de nuestra vega», concluyen. Ojalá pronto puedan ver cumplido su sueño.