El Papa visita en Malta la gruta donde naufragó San Pablo

El Papa visita en Malta la gruta donde naufragó San Pablo

El Papa visita en Malta la gruta donde se refugió San Pablo tras el naufragio

Desde allí pidió que se encienda «la hoguera de la acogida» para los migrantes

El Papa Francisco ha visitado en su segundo y último día de viaje a Malta la basílica de San Pablo en Rabat, donde se encuentra la gruta en la que se refugió el apóstol tras su naufragio mientras lo llevaban preso a Roma, y desde allí pidió que se encienda «la hoguera de la acogida» para los migrantes.

Francisco afirmó en una oración en esta Iglesia donde pudo, gracias a la ayuda de un ascensor colocado para la ocasión, descender hasta la gruta donde estuvo san Pablo con sus compañeros, que en Malta «la gente pagana de buen corazón, los trató con una cordialidad fuera de lo común, dándose cuenta de que necesitaban refugio, seguridad y asistencia».

«Sólo sabían una cosa: que necesitaban ayuda. No era tiempo para las discusiones, para los juicios, los análisis y los cálculos; era el momento de prestar auxilio; dejaron sus ocupaciones y así lo hicieron», señaló Francisco en su oración en este angosto lugar que ya visitaron tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI.

La historia de San Pablo y este viaje a Malta, programado en 2020 para lanzar un mensaje de acogida a los migrantes, sirvió al papa a pedir que se reconozcan «desde lejos las necesidades de cuantos luchan entre las olas del mar, golpeados contra las rocas de una costa desconocida», en referencia a quienes se juegan la vida en el mar escapando del hambre y las guerras.

Este sábado, Médicos sin Fronteras informó de que al menos 90 personas que viajaban en un barco que salió de las costas libias habían muerto después de varios días esperando ayuda en una embarcación abarrotada hace muchos días. El petrolero comercial Alegría 1 rescató a los únicos 4 supervivientes.

El Papa, que encendió una vela dentro de la pequeña gruta, explicó que lo primero que hicieron los habitantes de Malta fue una hoguera para calentar a los náufragos. «Haz que nuestra compasión no se agote en palabras vanas, sino que encienda la hoguera de la acogida, que hace olvidar el mal tiempo, da calor a los corazones y los une», añadió.

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