El Papa no ve motivos para abrir una investigación por abusos sexuales al cardenal Ouellet
A sus 78 años, que el cardenal Oullet siga presidiendo la Pontifica Comisión para América Latina significaría que Francisco está públicamente satisfecho con su desempeño
El cardenal Marc Ouellet entraba hasta hace poco dentro de muchas de las quinielas sobre quién sería el próximo Papa. Pero desde hace unos meses el canadiense no aparece tanto entre los favoritos debido a una demanda colectiva sobre abusos sexuales contra la archidiócesis de Quebec en la que su nombre figura junto a otros 87 miembros del clero. En su caso concreto, se le recrimina haber masajeado y tocado inapropiadamente a una becaria que trabajó en la archidiócesis entre 2008 y 2010, cuando Ouellet fue arzobispo de Quebec. Formalmente no hay ninguna acusación criminal contra él y el Papa ha declarado oficialmente que no ve motivos para abrir una investigación.
La demanda colectiva representa a 100 potenciales víctimas de abusos sexuales, la gran parte de ellos menores, por parte de sacerdotes y otros empleados de la diócesis a partir de 1940. La mayoría de los actos que denuncian habrían sucedido en la década de los 50 y los 60. En el caso de Ouellet, posterior al grueso de los abusos que aparecen en la denuncia, se le acusa de haber tocado inapropiadamente a una mujer identificada solamente como «F» cuando era una becaria de unos 25 años durante actos públicos entre 2008 y 2010. En aquel tiempo ella trabajaba como agente pastoral en la diócesis, donde fue contratada más tarde.
En una entrevista con Radio Canadá hace pocos meses, «F» detalló un episodio especialmente incómodo para ella. «Me agarró y deslizó sus manos por mi espalda hasta muy abajo», dijo entonces sobre el cardenal Ouellet. «Fue algo bastante intrusivo para venir de parte de un superior, del arzobispo de Quebec».
Para «F» también era muy inapropiado que Ouellet le besara en la mejilla al saludarla. Y especialmente que el cardenal le dijera entre risas antes de hacerlo que no tenía nada de malo «darse un gusto». «Aquello me hacía sentir muy incómoda, especialmente que dijera «darse un gusto», como si yo fuera su capricho», contó «F» a la radio canadiense. Son gestos que es posible que Ouellet incorporara durante sus años como misionero en Bogotá, donde enseñó Filosofía con los Padres Sulpicianos, pero que en Canadá tienen unas connotaciones más graves.
Dos años antes de hablar en el estudio de radio, «F» también contó su versión al comité interno encargado de analizar los abusos sexuales en la archidiócesis de Quebec tras otra mala experiencia con un sacerdote distinto. «No sé si fui una víctima, pero esta es mi historia», considera. «Sentía la necesidad de contar todo por lo que había pasado y que me parecía inapropiado como agente pastoral», explicó en su entrevista. A «F» también le irritó que el señalar en la archidiócesis estos comportamientos se le contestara diciendo que Marc Ouellet era un hombre cálido y que ella era la única mujer que decía haber tenido ese tipo de «problema con él». En cualquier caso, desde el comité para investigar los abusos consideraron que los dos episodios de «F» con Ouellet y el otro sacerdote tenían entidad suficiente para enviar una queja formal al Vaticano. El testimonio de la trabajadora llegó a la Santa Sede y en 2021 el teólogo Jacques Servais estudió los hechos que señalaba.