Los tres rasgos jesuitas en el ADN de Francisco
Desde su elección, el Papa ha dejado claro que su formación jesuita impregna su papado convirtiéndose en el primer Pontífice de la Compañía de Jesús
Desde que el 13 de marzo de 2013 emanó humo blanco de una pequeña chimenea en la plaza de San Pedro, el mundo sabía que la Iglesia tenía un nuevo sucesor de Pedro. Lo que no sabían es que el hombre que saldría al balcón de la basílica presentaría tantas novedades: Jorge Mario Bergoglio pasaría a convertirse en el primer Papa venido de América, el primero en adoptar el nombre de «Francisco» y el primero en pertenecer a la orden de los jesuitas.
11 años después de su elección a veces es fácil olvidar que muchos de los gestos y palabras del Pontífice son reflejo del espíritu de la orden de los jesuitas, fundada por el santo español san Ignacio de Loyola en 1540. Analizamos las tres más importantes.
1. Discernimiento
En una ocasión le preguntaron en una entrevista al Papa Francisco cuál era el aspecto de la espiritualidad ignaciana que más le ayudaba a vivir su ministerio. Él respondió sin dudarlo: «El discernimiento». Explicó cómo este era una de las cosas que san Ignacio había elaborado más interiormente y como a él le habían ayudado especialmente: «Desconfío de mi primera decisión, es decir, de lo primero que se me ocurre hacer cuando debo tomar una decisión. Suele ser un error. Hay que esperar, valorar internamente, tomarse el tiempo necesario».
Además, desde agosto de 2022 hasta enero de 2023, el Papa Francisco predicó un ciclo de catequesis en las audiencias generales sobre el tema del discernimiento, donde no dudó en poner como ejemplo de ello a san Ignacio de Loyola.
En estas narró un episodio de la vida del santo español quien, después de haber sido herido durante una batalla, estuvo convaleciente muchos meses en cama. Fue en esos momentos que «por aburrimiento», como afirmó el Papa, Ignacio empezó a leer vidas de santos.
2. Espíritu misionero
Todos los meses, el Pontífice pide oraciones a todos los cristianos por una intención particular, difundida a través del canal Red mundial de oración del Papa. Cada mes varía, pero siempre suele estar enfocado en temas sociales: se han pedido oraciones por el papel de las mujeres, por los que huyen de su país, por los nuevos mártires... En el mes de agosto de 2024, la intención se centra en los políticos. Su preocupación por los diversos acontecimientos del mundo, guerras, conflictos y problemas sociales, se hace patente en su involucración activa en estos.
Los jesuitas han sido conocidos históricamente por su dedicación a las misiones y su presencia en lugares difíciles y fronterizos. Han trabajado en la educación, la promoción de la justicia social, y la evangelización en lugares donde otras órdenes religiosas no llegaban. Además, en los 12 años de formación de los jesuitas, estos trabajan al servicio de los más necesitados, pobres, enfermos y refugiados. Este espíritu misionero se ha podido ver reflejado en innumerables ocasiones en el Papa, quien intenta estar presente en los lugares inusuales, en las 'periferias', como tantas veces ha remarcado.
Así, visitas de Francisco a Lampedusa, punto de entrada crucial para los migrantes y refugiados que cruzan el Mediterráneo, a los barrios pobres de Buenos Aires o a las favelas de Río de Janeiro, son algunos de los ejemplos donde destaca la preocupación del Papa Francisco por aquellos que están en las márgenes de la sociedad, enfatizando su misión pastoral de estar cerca de los más necesitados y vulnerables.
3. Servicio a los demás
La espiritualidad ignaciana pone un fuerte énfasis en el servicio, entendido como una respuesta al amor de Dios y una expresión de la fe en acción. San Ignacio, en sus 'Ejercicios Espirituales', invita a los fieles a discernir su vocación y misión en la vida, orientándose a vivir la conocida frase jesuita: «En todo amar y servir».
El Papa Francisco ha intentado encarnar un liderazgo basado en el servicio. Su papado ha estado marcado por una constante preocupación por los marginados y los más necesitados, promoviendo la misericordia, la compasión y la justicia social, instando a los católicos a ser 'Iglesia en salida' y a comprometerse activamente en el servicio a los demás.
Un ejemplo de ello se vio durante el Jubileo de la Misericordia, del 2015 a 2016, donde el Papa Francisco otorgó a todos los sacerdotes la facultad de absolver el pecado del aborto, mientras que antes solo podían hacerlos los obispos o a sacerdotes designados. Francisco, como pastor de la Iglesia, entiende que su rebaño es el mundo y por ello invita a a todos a encontrar en la misericordia de Dios un refugio accesible, subrayando que el perdón no debe ser un privilegio restringido.