El Papa Francisco desde la ventana del Palacio Apostólico que da a la Plaza de San Pedro, durante el rezo del Ángelus
El Papa Francisco recuerda en el Ángelus a los enfermos de ELA y pide que se siga investigando
Después de una intensa gira de 12 días por Asia y Oceanía, el Pontífice, a sus 87 años, ha retomado su agenda de actividades en el Vaticano
El Papa Francisco ha recordado este domingo a Hersh Goldberg, un joven de 23 años que fue secuestrado por Hamás el pasado 7 de octubre y cuyo cuerpo fue encontrado en Gaza el 31 de agosto. Hersh era hijo de Rachel, una mujer que había escrito al Pontífice pidiendo su intervención para la liberación de los rehenes, a quien Francisco recibió en el Vaticano junto a otros familiares. «En noviembre del año pasado conocí a la madre, Rachel, que me conmovió con su humanidad. La acompaño en este momento», afirmó el Papa tras el rezo del Ángelus.
El Santo Padre también dirigió su pensamiento a Vietnam y Birmania, países recientemente azotados por un violento tifón, expresando su cercanía a las víctimas. Pidió a Dios que sostuviera a quienes han perdido a sus seres queridos y sus bienes, y que bendijera a quienes están brindando ayuda en estas difíciles circunstancias.
Durante su homilía, Francisco profundizó en la importancia de un verdadero encuentro personal con Cristo, donde subrayó que el simple conocimiento racional no es suficiente. «Yo puedo conocer muchas cosas de Jesús, pero si no lo he encontrado, entonces yo no sé quién es», dijo el Papa desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano. Haciendo énfasis en que el encuentro con Dios debe ser transformador, el Papa explicó que esto cambia no solo la forma de ser y pensar, sino también las relaciones con los demás, la disposición a acoger y a perdonar, y las decisiones que se toman en la vida.
Francisco pide un aplauso por el nuevo beato
El Pontífice también reflexionó sobre la respuesta de Pedro a Jesús, quien lo reconoció como el Mesías. No obstante, Francisco advirtió que, aunque Pedro usó las palabras correctas, su forma de pensar aún era «según los hombres» y no desde la perspectiva divina, ya que imaginaba a un Mesías fuerte y victorioso, incapaz de sufrir y morir. «Él tiene todavía que cambiar de mentalidad, todavía tiene que convertirse», explicó el Papa, destacando que esta transformación de pensamiento es también un reto para los fieles. «A veces creemos que sabemos quién es Jesús porque hemos aprendido la doctrina y rezamos correctamente, pero eso no garantiza que lo conozcamos realmente», advirtió el Pontífice, invitando a los creyentes a preguntarse si han permitido que el encuentro con Cristo transforme verdaderamente sus vidas.
Además, después del rezo de la oración mariana, Francisco pidió un aplauso por la beatificación en México del sacerdote Moisés Lira, fundador de la Congregación de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada. Por otra parte, recordó que en Italia se conmemoraba el Día de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA): «Aseguro un recuerdo en la oración para ellos y para sus familiares; animo el trabajo de investigación sobre esta patología y las asociaciones de voluntariado», expresando su solidaridad con los enfermos.
Finalmente, el Papa pidió no olvidar las guerras que siguen devastando el mundo, con un pensamiento especial hacia Ucrania y Oriente Medio, recordando a las víctimas inocentes y a las madres que han perdido a sus hijos. «¡Cuántas jóvenes vidas truncadas!», lamentó, instando a la comunidad internacional y a los fieles a rezar por la paz y el fin de los conflictos.
El Pontífice, a sus 87 años, reapareció en plena forma ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, tras su regreso de la gira de doce días por Asia y Oceanía, donde pudo retomar el rezo del Ángelus y continuar con su mensaje de paz, esperanza y conversión.
