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Pope Francis arrives for the weekly general audience on October 23, 2024 at St Peter's square in The Vatican. (Photo by Tiziana FABI / AFP)

El Papa Francisco llega a la audiencia general en la Plaza de San PedroAFP

Audiencia general

Francisco lamenta que son los hijos «los que pagan el precio» de la falta de unidad en el matrimonio

El Papa hizo un llamado a introducir el «dedo de Dios» en la preparación espiritual de los novios más allá de la formación jurídica y psicológica que se ofrece en los cursos prematrimoniales

otro miércoles más, el Papa Francisco ha convocado a cientos de fieles de todo el planeta en la Plaza de San Pedro para impartir su catequesis. En la audiencia general de este 23 de octubre, Francisco centró su discurso en la importancia del Espíritu Santo en la vida matrimonial y familiar. Retomando la reflexión sobre la doctrina del Espíritu Santo en la tradición de la Iglesia, el Papa señaló que el «Nosotros divino» del Padre y del Hijo es fundamental para entender el sacramento del matrimonio, subrayando que los cónyuges deben reflejar esa misma unidad en su relación. «El matrimonio cristiano es el sacramento del hacerse don, el uno para el otro», afirmó.

El Papa destacó que los cónyuges están llamados a formar un «nosotros», no solo en su relación mutua, sino también ante el resto del mundo, incluidos sus hijos. Subrayó la importancia de que los niños perciban esa unidad entre sus padres, recordando que «los hijos sufren mucho cuando esa unidad falta». Recordó, con ternura, el valor de expresiones cotidianas como «tu madre y yo», que reflejan esa fusión entre los cónyuges, y resaltó la necesidad de construir relaciones sólidas basadas en el compromiso mutuo.

Sin embargo, el Santo Padre también reconoció que la unidad matrimonial no es fácil de alcanzar, especialmente en el mundo actual. «Nadie dice que esa unidad sea un objetivo fácil», admitió, y haciendo alusión a las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo (7, 24), añadió: «Puede parecer más fácil y rápido construir sobre arena que sobre roca», pero advirtió sobre las consecuencias visibles de matrimonios basados en la superficialidad o en el egoísmo: «Las consecuencias están a la vista de todos, y son los hijos quienes pagan el precio».

El Papa, sin embargo, ofreció esperanza, recordando que el Espíritu Santo puede renovar y fortalecer los matrimonios cuando es invocado. Al comparar la situación de muchos matrimonios con la escena de las bodas de Caná, Francisco afirmó: «De muchos cónyuges, hay que repetir lo que María le dijo a Jesús: 'No tienen vino'. El Espíritu Santo es quien sigue realizando, en el plano espiritual, el milagro de transformar el agua de la costumbre en una nueva alegría de estar juntos».

Para concluir, el Papa ha hecho alusión a un proverbio italiano que dice: «Entre mujer y marido no pongas el dedo», sin embargo, Francisco ha animado a hacer una excepción muy importante: introducir el «dedo de Dios», es decir, el Espíritu Santo, en la relación matrimonial. Para el obispo de Roma es esencial que los cursos prematrimoniales, además de la formación jurídica y psicológica, profundicen en la dimensión espiritual, porque el Espíritu Santo «es el único capaz de sostener esa unidad profunda que requiere el matrimonio», afirmó, invitando a los esposos a no tener miedo de recurrir a Él para renovar su amor y fortalecer su compromiso en medio de las dificultades cotidianas

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