Fuerzas Armadas | Estados Unidos Las mujeres militares sufren mayor dolor crónico, según un macroestudio
«Desarrollo de condiciones de dolor crónico entre mujeres en el sistema de salud militar». Bajo este título se ha publicado un detallado estudio dirigido por investigadores del Brigham and Women's Hospital (Estados Unidos) que revela que las mujeres militares y sus familiares femeninos afrontan riesgos significativamente mayores de dolor crónico. Los resultados se publican en 'JAMA Network Open'. Una de las principales conclusiones del estudio es que la incidencia del dolor crónico ha aumentado en las últimas décadas y puede estar asociada con el estrés del despliegue en mujeres en servicio activo, así como en mujeres civiles dependientes cuyo cónyuge o pareja sirvió en servicio activo.
Según el estudio realizado por investigadores del Brigham and Women's Hospital, las mujeres en servicio activo que sirvieron durante períodos de mayor despliegue en combate (2006-2013) enfrentan un riesgo significativamente mayor de dolor crónico en comparación con las que sirvieron en otros momentos. El estudio también encontró que las mujeres dependientes del personal militar que sirvió entre 2006 y 2013 tienen más probabilidades de experimentar dolor crónico y las de menor nivel socioeconómico y enfermedad mental enfrentan un riesgo aún mayor, informa Europa Press.
«Nuestro objetivo era investigar el impacto de la exposición frecuente a despliegues de combate intensos en las mujeres militares y sus cónyuges civiles», relata el primer autor, Andrew Schoenfeld, cirujano ortopédico del Departamento de Cirugía Ortopédica y el Centro de Cirugía y Salud Pública en BWH. «Mi servicio militar anterior me brindó una idea del estrés que los despliegues repetidos provocan en los miembros del servicio y sus familias. Sin embargo, me sorprendió la magnitud del efecto que observamos aquí, en particular entre las esposas civiles femeninas. Esto subraya un aspecto pasado por alto de los cronogramas de despliegue que el Sistema de Salud Militar debe reconocer», resalta.
Para este trabajo, los investigadores realizaron un estudio de cohorte utilizando datos del Repositorio de Datos del Sistema de Salud Militar, centrándose en las mujeres militares en servicio activo y las dependientes femeninas de militares en servicio activo de todas las ramas del Departamento de Defensa (Ejército, Fuerza Aérea, Marina y Cuerpo de Marines). El estudio incluyó los registros médicos de 3.473.401 personas de entre 18 y 64 años, desde 2006 hasta 2020.
Exposición al combate
Entre estos registros, 324.499 personas (9,3 por ciento) tenían un diagnóstico de dolor crónico. El estudio dividió la cohorte en dos grupos: uno de 2006 a 2013, caracterizado por una exposición al combate más intensa, y otro de 2014 a 2020 con una exposición al combate significativamente menor. Se excluyeron las personas con diagnósticos de dolor crónico preexistentes antes del servicio militar.
La comparación de estas cohortes reveló que aquellos que prestaron servicio entre 2006 y 2013 tenían tasas significativamente más altas de dolor crónico (14,8 por ciento entre los militares activos y 11,3 por ciento entre los dependientes) en comparación con aquellos que prestaron servicio entre 2014 y 2020 (7,1 por ciento entre los militares activos y 3,7 por ciento entre los dependientes).
En concreto, las mujeres militares entre 2006 y 2013 tenían un 53 por ciento más de probabilidades de sufrir dolor crónico que las del período 2014 a 2020. El estudio también encontró asociaciones entre el dolor crónico y factores como la salud mental y el estatus socioeconómico entre aquellos que sirven en el Ejército o el Cuerpo de Marines. «Las poblaciones de entornos económicos desfavorecidos y aquellas con problemas de salud mental preexistentes a menudo encuentran más barreras para acceder a servicios médicos y de salud conductual, lo que puede empeorar y prolongar su sufrimiento», señala Schoenfeld.
Una limitación de estos hallazgos es que se basan en datos de reclamaciones, lo que impidió a los investigadores entrevistar directamente a los pacientes para comprender plenamente las circunstancias y los síntomas que culminaron en sus diagnósticos de dolor crónico.
De cara al futuro, Schoenfeld y sus colegas pretenden evaluar cómo difiere el uso sostenido de opioides recetados entre las mujeres en servicio activo y los dependientes civiles que viven con dolor crónico. Además, esperan realizar un estudio observacional prospectivo para comprender mejor las ramificaciones a largo plazo de los despliegues militares en la salud.