Los beneficios de las microalgas

Los beneficios de las microalgasGTRES

Los beneficios de las microalgas, una alternativa a la carne para obtener proteínas

La importación de las microalgas de China encarece mucho el precio, que varía entre los 10 y los 70 euros el kilo, según los expertos

El impacto ambiental que provoca la industria cárnica está llevando a la comunidad científica a buscar nuevas fuentes de proteínas que procedan de sistemas de producción más sostenibles, como las microalgas, unos ingredientes que destacan por su alto contenido proteico, de fibra y por su perfil aminoacídico.

Algunos de los platos que se preparan en restaurantes y hogares con estos productos marinos son la pasta y cremas vegetales enriquecidas con microalgas, chocolate con espirulina, galletas, salchichas de frankfurt veganas y barritas y batidos energéticos para deportistas.

Las microalgas, con un contenido proteico cercano al 40 %, cuentan con un metabolismo muy flexible, lo que permite que se cultiven en sistemas abiertos raceway, que controlan los principales parámetros del cultivo de las microalgas -pH, temperatura y oxígeno disuelto, entro otros-, y en sistemas cerrados, como reactores tubulares.

El ingeniero agrónomo e investigador del Instituto de Investigación y Tecnología Alimentarias (IRTA) Massimo Castellari explica en declaraciones a Efe que «los sistemas abiertos son más económicos, pero también menos eficientes que los cerrados».

El huevo y las proteínas, con el Dr. Ramón Abascal

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Uno de los principales problemas para la consolidación del uso de las microalgas en Europa, según Castellari, es que «se importan mayoritariamente de los países asiáticos, especialmente de China, el mayor productor mundial, mientras que la cifras de producción en el continente son muy bajas».

El experto asevera que «la importación de las microalgas encarece mucho el precio de venta, que varía entre los 10 y los 70 euros el kilo», y asegura que «este es uno de los factores que lo hace más inaccesible para gran parte de la ciudadanía».

Complemento alimenticio

El elevado precio de estos productos, que se comercializan como complemento alimenticio –las pastillas que se compran en las parafarmacias– y como ingredientes culinarios, requiere «una producción más independiente a nivel europeo», subraya el investigador del IRTA.

Este aumento en la producción de microalgas –indica el ingeniero agrónomo– podría darse especialmente en la región mediterránea, donde existen «mejores condiciones meteorológicas para el cultivo de este producto».

Pese a ello, existen casos en los que la meteorología no es un impedimento para el cultivo de microalgas, como por ejemplo la planta geotérmica Hellisheidi en Islandia, que cultiva microalgas con alto contenido de Omega 3 mediante el aprovechamiento de la energía del subsuelo.

En Europa, estas microalgas se cultivan, sobre todo, en los Países Bajos, Portugal y en España, con una quincena de empresas que se dedican al sector.

La planta de producción de microalgas de Algavillage, que se encuentra en Almería, es una de las más potentes en España, con una superficie de 1.500 metros cuadrados de extensión y que lleva 16 años trabajando para la captura y fijación de dióxido de carbono y sus extractos de interés en el sector alimentario.

Otro aspecto positivo de las microalgas, según Castellari, es que «tienen una gran aceptación por parte de los consumidores, a diferencia de los insectos, que también poseen un alto contenido proteico, pero no son tan apetecibles a simple vista».

«Dejando de lado los problemas de sostenibilidad y otros aspectos como el colesterol, la proteína de origen animal tiene un valor nutricional óptimo, de alta digestibilidad, un perfil aminoacídico ideal para nuestra alimentación y, por tanto, difícil de sustituir», admite el investigador de IRTA.

En cambio, las fuentes vegetales pueden tener una falta de aminoácidos esenciales y 100 gramos de carne se absorben íntegramente, mientras que 100 gramos de un alimento de fuente vegetal un poco menos, «aunque con ciertos procesos tecnológicos se puede mejorar mucho este factor de digestibilidad», añade.

Estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) apuntan que en 2050 la población mundial rozará los 10.000 millones, lo que supondrá un 70 % de incremento en la demanda de alimentos.

«Aunque las microalgas sigan siendo una fuente minoritaria de proteínas, son un buen punto de partida para explorar nuevas soluciones a la crisis alimentaria que puede llegar en los próximos años», concluye Castellari.

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