¿Por qué siempre tengo hambre? Así lo explica Boticaria García
Las hormonas grelina y leptina regulan la necesidad de comer
El hambre es una sensación física que se experimenta cuando el cuerpo necesita alimento. A menudo, no se presta suficiente atención a las hormonas del hambre –grelina y leptina– que indican al cuerpo cuándo necesita comer.
La profesora de Nutrición Tara Harman explica que la grelina es la hormona encargada de enviar una señal al cerebro cuando el estómago está vacío. Después de que el cuerpo recibe alimento, comienza a dejar de producir la hormona grelina y el cuerpo comienza a liberar leptina, hormona que envía una señal al cerebro para que este deje de comer. Así entendido, puede decirse que el ser humano tiene hambre una o varias veces al día «porque toca».
El problema es que también se puede tener hambre aunque no toque. La doctora Marian García, conocida como 'Boticaria García', explica en su libro Tu cerebro tiene hambre (Ed. Planeta), que en general, «hay cinco tipos de hambre que nuestro cerebro tendrá que gestionar. Y, por supuesto, por si todo esto no nos estuviese complicando la vida lo suficiente, podemos tener más de un tipo de hambre a la vez».
El hambre-hambre
Cuando nuestro cerebro detecta que los depósitos de energía están bajos, envía una señal de auxilio, un SOS en forma de hambre para que comamos y rellenemos los depósitos. «Esta es el hambre física o fisiológica que aparece, por ejemplo, cuando llevamos con un mísero café en el cuerpo desde el desayuno y al mediodía nos empiezan a rugir las tripas».
El hambre emocional.
El estrés, la ansiedad o el aburrimiento también pueden provocar sensación de hambre, aunque no tengamos hambre-hambre de la buena. Si lo que tenemos es hambre emocional, nuestro cerebro puede desear comida y disfrutar de ella, aunque los depósitos de energía estén llenos y nos sintamos completamente saciados. En estos casos, recurrimos a la comida como una forma de afrontar o satisfacer estas emociones. En ese momento el copiloto caprichoso está a los mandos.
El hambre ambiental
Ciertos estímulos ambientales, como oler o ver comida, o incluso el mero hecho de pensar en nuestro plato favorito, puede darnos hambre. Es el hambre que te hace pedir postre aunque estés lleno.
Hambre hormonal
Un exceso de grasa acumulada en el cuerpo puede hacer que las hormonas que regulan el hambre y la saciedad dejen de funcionar correctamente y que no nos sintamos saciados aunque hayamos comido más que suficiente, como les ocurre a algunas personas con obesidad, explica la doctora Marian García.
hambre Dragon Khan
Cuando comemos y se absorbe el azúcar de los alimentos en la sangre, se pueden producir verdaderas montañas rusas de glucosa, con grandes subidas y caídas. Esas caídas tan pronunciadas motivan a nuestro cuerpo a ir a la caza y captura de más alimentos azucarados para elevar de nuevo los niveles de glucosa y restablecer el equilibrio. Aparece el clásico «antojo de dulce» o «mono de chocolate».