El riesgo para la salud de ponerse moreno en las camas de rayos UVA
Los científicos han encontrado evidencias convincentes que vinculan el uso de camas solares con un mayor riesgo de melanoma
El melanoma es un tipo de cáncer de piel que se origina cuando los melanocitos, células que dan a la piel su color bronceado, comienzan a crecer fuera de control. Expertos de la American Cancer Society explican que el melanoma es mucho menos frecuente que otros tipos de cáncer de piel, pero, por contra, es más peligroso porque es más probable que se propague a otras partes del cuerpo si no se trata a tiempo.
En España la incidencia de melanoma cutáneo está al alza. La tasa anual se ha incrementado tanto en hombres como en mujeres de 2003 a 2024 con una subida anual que ronda el 1,1 %, según refleja la infografía sobre Melanoma cutáneo en España elaborada por la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan) y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Entre los factores de riesgo a la hora de padecer cáncer de piel está: tener la piel clara, los ojos claros, el cabello rubio o pelirrojo, contar con muchos lunares, tener algún familiar diagnosticado de cáncer de piel, estar muchas horas expuesto a la radiación y las quemaduras solares o utilizar las cabinas de rayos UVA.
Es precisamente sobre este último factor de riesgo donde los investigadores han querido poner el foco al observar un aumento de melanomas entre la población en general. En un estudio, publicado por Elsevier, los científicos han encontrado evidencias convincentes que vinculan el uso de camas solares con un mayor riesgo de melanoma.
Las áreas con mayor acceso a las camas de bronceado también experimentan tasas más altas de melanoma
El investigador principal Oliver Wisco, profesor asociado de Dermatología de la Facultad de Medicina Warren Alpert de la Universidad de Brown y los coautores principales también profesores de la Universidad de Brown, Megan M. Tran, y Guixing Wei, explican: «Nuestros pacientes son nuestra principal fuente de inspiración para esta investigación. Todos los días, nos encontramos con pacientes diagnosticados con melanoma. Ser testigos del impacto devastador de esta enfermedad nos impulsa a encontrar formas de prevenirla. A pesar de los peligros bien conocidos de la radiación UV, el acceso a las camas de bronceado sigue estando muy extendido y su uso sigue siendo frecuente. Esta realidad nos obligó a investigar el posible vínculo entre la disponibilidad y el uso de estas instalaciones y las crecientes tasas de melanoma. Nuestro objetivo era comprender mejor si las áreas con mayor acceso a las camas de bronceado también experimentan tasas más altas de melanoma, con la esperanza de que este conocimiento pudiera informar estrategias de salud pública más efectivas para combatir el cáncer de piel».
El estudio reveló una asociación significativa entre un mayor acceso a las instalaciones de bronceado y mayores tasas de melanoma en la región de Nueva Inglaterra en los EE.UU.
Superior a la radiación solar
Por su parte, el Dr. José Carlos Moreno, asegura en un artículo de la Academia Española de Dermatología que la intensidad de radiación ultravioleta emitida por las lámparas de los aparatos de bronceado es muy superior a la de la radiación solar, es decir, las radiaciones que recibimos son mucho más concentradas y por ello mucho más perjudiciales. «Es un error muy frecuente creer que el uso de cabinas de bronceado no es dañino o pensar que es bueno hacer sesiones de rayos ultravioleta antes de la temporada de baños para 'preparar' la piel. La radiación ultravioleta provoca modificaciones en el DNA celular. Estas alteraciones provocan cáncer», afirma el dermatólogo.
Periodo de incubación de 20 años
El catedrático de Dermatología en la Universidad de Córdoba explica que fue en la década de los noventa cuando empezó la moda del bronceado artificial, y como el cáncer cutáneo tiene un periodo de incubación de 20 años aproximadamente, ahora empiezan a surgir las primeras afectaciones. ¿Qué ocurrirá en el futuro? «Es fácil de suponer que las consecuencias serán nefastas. A pesar de todo, no me cabe duda que se seguirá con el uso de este tipo de cabinas, por ello nos gustaría dar a la luz un decálogo para minimizar, no evitar, los riesgos que supone el uso de esta práctica».
Decálogo para el uso de los rayos UVA
1. La terapia con rayos ultravioletas banda A está indicada en el tratamiento de enfermedades como psoriasis, vitíligo, dermatitis atópica o linfomas. Su dermatólogo valorará el riesgo y asumirá los controles necesarios
2. El uso cosmético, o recreativo, de UVA no es una práctica exenta de riesgos.
3. El riesgo de padecer efectos secundarios es mayor en personas de fototipo bajo (piel clara, ojos claros, cabellos rubios) y muy especialmente en personas que no se broncean y se queman con la exposición solar. Siempre debe usar protectores solares de acuerdo con su tipo de piel.
4. La complicación inmediata es la aparición de quemaduras, lo que multiplica por dos el riesgo de padecer cáncer cutáneo en edad adulta.
5. La radiación ultravioleta es acumulativa, es decir, el daño producido por radiación que penetra en nuestra piel no se repara.
6. Los signos de envejecimiento (arrugas, perdida de elasticidad, pigmentación cutánea) son más frecuentes en personas que reciben radiación ultravioleta.
7. Diversos estudios demuestran que el riesgo de padecer cáncer cutáneo epitelial y melanomas es más frecuente en personas que reciben radiación ultravioleta.
Si a pesar de todo decide tomar rayos UVA
8. Utilizar servicios avalados por Sanidad y sometidos a controles periódicos y con personal adecuadamente formado.
9. No olvidar declarar la toma de medicamentos que pueden potenciar la acción de los UVA.
10. Proteger siempre los ojos (riesgo de desarrollar cataratas) y genitales (zonas con especial riesgo de desarrollo de cáncer). No olvide usar fotoprotección media hora antes e hidratación después de cada sesión.