¿Cuánta azúcar es demasiada? Los médicos tienen la clave
El consumo de azúcar puede influir en nuestra mente y nuestro cuerpo de muchas maneras
El azúcar es un ingrediente natural presente en numerosos alimentos que proporciona energía al cuerpo y nutrientes importantes, como vitaminas y minerales por lo que comer alimentos que contienen azúcar en cantidades reguladas no debería ser perjudicial. El pero viene en el tipo de azúcar y en las cantidades.
Los expertos de la Universidad de Alabama en Birmingham explican en un artículo que el consumo de azúcar puede influir en nuestra mente y nuestro cuerpo de muchas maneras. Para entender esta influencia, es importante reconocer que existen dos tipos de azúcar: el azúcar refinado, que se encuentra en caramelos y otros alimentos como las salsas o el pan, y la fructosa-glucosa, un azúcar más saludable que se encuentra en las frutas y verduras.
J. Andrew Hardaway, profesor adjunto del Departamento de Psiquiatría y Neurobiología del Comportamiento de la UAB, afirma que está bien establecido que el consumo de alimentos en general, y de azúcar en particular, produce un aumento de los niveles de dopamina en una parte del cerebro que participa en la toma de decisiones, el control motor, las emociones, el estado de ánimo, los hábitos y las recompensas.
¿Por qué el azúcar afecta a la mente?
Según explica en el mismo artículo la doctora Sofía Beas, profesora adjunta del Departamento de Neurobiología de la UAB, «el azúcar puede afectar a la función cerebral debido a su influencia en los niveles de glucosa, un tipo de azúcar que sirve como principal fuente de energía del cerebro» y añade: «A medida que consumimos azúcar, la glucosa ingresa en nuestro torrente sanguíneo, lo que hace que las células extraigan la glucosa para usarla como combustible y energía».
El azúcar 'malo'
El azúcar de los caramelos y otros alimentos azucarados es un tipo de azúcar refinado. Este tipo está muy concentrado, carece de cualquier tipo de nutriente y el cuerpo lo absorbe rápidamente.
Beas afirma que esto hace que los niveles de azúcar en sangre se disparen y luego bajen rápidamente, lo que provoca hipoglucemia, a menudo denominada «bajón de azúcar», que puede causar fatiga, irritabilidad, ansiedad o cambios de humor.
Debido a las reacciones similares a las adictivas que produce el azúcar en el cerebro, el consumo repetido puede provocar antojos y un consumo excesivo, lo que puede dar lugar a un ciclo de cambios de humor en función de la ingesta de azúcar.
Asimismo, Beas explicó que «el consumo excesivo de azúcar a lo largo del tiempo puede derivar en problemas como la resistencia a la insulina, que está vinculada al deterioro cognitivo y a un mayor riesgo de padecer Alzheimer».
El azúcar 'bueno'
Los expertos explican que no todos los azúcares son malos y pueden formar parte de una dieta saludable. De hecho, se puede encontrar en muchos alimentos naturales, como frutas y verduras. Estos tipos de azúcares se denominan fructosa y glucosa y contienen vitaminas, fibra y otros nutrientes.
El cuerpo tardan más en digerir el azúcar de frutas y verduras por lo que no tienden a producir picos de azúcar en sangre e insulina
A pesar de todo la profesora asegura que el consumo moderado de azúcar, como en días festivos u ocasiones especiales, no suele provocar consecuencias a largo plazo.
Cuánta azúcar al día
En un documento con recomendaciones y directrices sobre el consumo de azúcar la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma, tanto para adultos como en niños, «reducir el consumo de azúcares libres a menos del 10 % de la ingesta calórica total. Una reducción por debajo del 5 % de la ingesta calórica total produciría beneficios adicionales para la salud».
Partiendo de esta recomendación, expertos de Mapfre explican que «un 10 % de la ingesta calórica total significa que si ingerimos diariamente unas 2000 Kcal, la ingesta de azúcares libres debería ser como máximo de 50 gramos al día. Aunque la cantidad puede variar de niños a adultos:
Los adultos no deberían pasar de 50-60 gramos, aunque sería mejor fijar un máximo 25-30 gramos. En niños no se debería superar los 30-35 gramos y mejor si toman menos de 15-20 gramos.