Disfagia, cuando el hecho de tragar se convierte en una pesadilla
El trastorno dificulta tragar agua, alimentos o la propia saliva
En España, se estima que entre el 2 % y el 16 % de la población padece disfagia, una condición que afecta la capacidad para tragar alimentos y bebidas. Esto equivale a cerca de dos millones de personas, aunque el 90 % de los casos no está diagnosticado ni recibe tratamiento adecuado. La falta de detección no solo repercute en la calidad de vida, sino que puede desencadenar complicaciones graves como desnutrición, deshidratación o neumonía por aspiración. Un diagnóstico temprano y una intervención oportuna son claves.
En estas fechas de celebraciones navideñas, la Dra. Azucena Jover, médica rehabilitadora de la Sociedad de Rehabilitación Foniátrica (SOREFON), afirma que «es esencial reflexionar sobre los desafíos que enfrentan estas personas durante una época caracterizada por encuentros sociales y comidas fuera de casa».
La médico rehabilitadora señala: «Disfrutar de una experiencia gastronómica agradable no debería ser un lujo para quienes padecen disfagia» y añade: «La presentación de los platos es tan importante como la adaptación de las texturas. Nadie quiere sentirse diferente por tener un plato que no se asemeje al de los demás comensales». Además de adaptar la textura y consistencia de los alimentos, los restaurantes deben considerar la importancia de la presentación.
Precaución con los polvorones
Productos como los polvorones y las galletas, que generan polvillo en la boca, o las uvas, con su doble textura (piel y pulpa), son especialmente peligrosos. Otros alimentos muy fibrosos como la piña o el apio o alimentos con dobles texturas como el tomate, melón o sandía también deben ser evitados. «Productos como polvorones, galletas o uvas pueden representar riesgos importantes para las personas con disfagia debido a su textura o composición», explica la Dra. Jover quien añade: «Es vital que quienes preparan las comidas navideñas sean conscientes de estas limitaciones para evitar accidentes».
Mejorar la detección y el tratamiento de la disfagia no solo es un acto de empatía, sino también una necesidad de salud pública. En esta Navidad, hagamos un llamado a la inclusión en la mesa. Desde hospitales hasta restaurantes, la adaptación de las dietas y la visibilización de esta condición puede marcar la diferencia en la vida de millones de personas.